class="contentpane"> Desalinización y eficiencia energética: dos conceptos condenados a entenderse
Lunes, 24 de Diciembre de 2018 09:38
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desalinizaciónLa desalinización es una tecnología para incrementar la disponibilidad de agua que, en los últimos años, ha tenido un gran auge, sobre todo en países con un déficit estructural de agua y con periodos de sequía recurrentes. Aunque parece que sea una solución bastante contemporánea, existen en España plantas desalinizadoras desde la década de los 70 (las primeras de ellas en las Islas Canarias), aunque en esa época su capacidad para producir agua era muy limitada y el consumo energético muy elevado.

En menos de 40 años, sin embargo, esta tecnología ha experimentado importantes avances que han permitido, básicamente, la reducción del consumo energético y la capacidad para producir una mayor cantidad de recurso para el abastecimiento.

La gran ventaja de la desalinización: aporta recurso de un modo independiente al clima. El hándicap: el elevado coste energético

 

A pesar de las innovaciones, el consumo energético para disponer de agua desalinizada sigue aún siendo muy elevado, y más si lo comparamos con otras fuentes de abastecimiento como el agua de los ríos y de los acuíferos, e incluso de la reutilización. Actualmente, el coste energético de producir agua desalinizada en 2,9 kWh/m3.

Además del coste energético, la desalinización debe tener en cuenta los efectos del cambio climático y los posibles daños que los fenómenos extremos pueden causar en las captaciones de la planta

La gran ventaja de esta tecnología es que aporta agua sin depender del clima, pero su gran inconveniente es el alto consumo energético. También hay que incluir una nueva variable, que es la incidencia de fenómenos extremos agraviados por el cambio climático. A raíz de los temporales marinos, por ejemplo, la captación de la desalinizadora del Llobregat sufrió varios daños, lo que provocó que la planta tuviera que estar parada durante unos meses en 2018.

La primera desalinizadora solar del mundo

Una de las zonas con más predilección por las plantas desalinizadoras es el Oriente Medio. Países como Arabia Saudita recurren a esta nueva tecnología ante un clima seco y con escasas precipitaciones y la escasez estructural de recursos hídricos. A pesar de que permite disponer de agua, el hándicap, como he comentado anteriormente, es el elevado coste energético y el consumo de combustibles fósiles para alimentar estas plantas.

Sin embargo, la empresa saudí Advanced Water Technology está desarrollado un proyecto consistente en una desalinizadora alimentada por energía solar. Mediante un proceso de osmosis inversa, la planta tendrá una capacidad para producir 60.000 m3/día y satisfacer las necesidades de Al-Khafji, una ciudad con 65.000 habitantes y muy cerca de la frontera con Kuwait. La principal novedad de este proyecto es que la planta se autoabastecerá con la energía limpia del sol, sin tener que recurrir a otras fuentes.

A diferencia de plantas desalinizadoras como la del Llobregat, que disponen de placas fotovoltaicas en las cubiertas de sus edificios para conseguir una escasa aportación de energía renovable y sostenible, en el caso de la desalinizadora de Al-Khafji se habilitará una zona cerca de la planta dónde se ubicará la planta fotovoltaica con capacidad de 20 MW. Algunas fuentes contemplan que esta planta estará activa en 2020.

El proyecto MIDES

Otra de las soluciones que abren un nuevo horizonte en el desarrollo de la desalinización sostenible es el proyecto europeo Mides Horizon 2020, el cual estudiará una tecnología que permitirá reducir el consumo de energía utilizada en el proceso. Mediante el uso de unidas microbianas de desalinización después del pretratamiento y antes de la fase de osmosis inversa. Esta nueva unidad del proceso utilizará energía generada por el agua residual.

Los países escogidos para la demostración de esta tecnología son España, Chile y Túnez

Según la información aportada por este proyecto, estas celdas tendrían capacidad para producir alrededor de 1,8 kWh de bioelectricidad a partir de 1 m3 cúbico de agua residual. Entre los socios más destacables, participan Aqualia, el centro tecnológico Leitat, entre otros.

Prueba piloto en Denia

Entre abril de 2019 y marzo do 2020 se llevará a cabo en Denia (Alicante) las pruebas en una planta piloto para comprobar la efectividad de la tecnología Mides. Se prevé que la planta produzca 150 litros por hora de agua potable y que trate entre 1 y 3 m3/día de agua residual con un consumo de energía inferior al 0,5 kWh/m3. Estaremos atentos ante la efectividad de esta nueva tecnología para mejorar la eficiencia en la gestión del agua.

Fuente: Iagua

Desalinización y eficiencia energética: dos conceptos condenados a entenderse

Lunes, 24 de Diciembre de 2018 09:38
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desalinizaciónLa desalinización es una tecnología para incrementar la disponibilidad de agua que, en los últimos años, ha tenido un gran auge, sobre todo en países con un déficit estructural de agua y con periodos de sequía recurrentes. Aunque parece que sea una solución bastante contemporánea, existen en España plantas desalinizadoras desde la década de los 70 (las primeras de ellas en las Islas Canarias), aunque en esa época su capacidad para producir agua era muy limitada y el consumo energético muy elevado.

En menos de 40 años, sin embargo, esta tecnología ha experimentado importantes avances que han permitido, básicamente, la reducción del consumo energético y la capacidad para producir una mayor cantidad de recurso para el abastecimiento.

La gran ventaja de la desalinización: aporta recurso de un modo independiente al clima. El hándicap: el elevado coste energético

 

A pesar de las innovaciones, el consumo energético para disponer de agua desalinizada sigue aún siendo muy elevado, y más si lo comparamos con otras fuentes de abastecimiento como el agua de los ríos y de los acuíferos, e incluso de la reutilización. Actualmente, el coste energético de producir agua desalinizada en 2,9 kWh/m3.

Además del coste energético, la desalinización debe tener en cuenta los efectos del cambio climático y los posibles daños que los fenómenos extremos pueden causar en las captaciones de la planta

La gran ventaja de esta tecnología es que aporta agua sin depender del clima, pero su gran inconveniente es el alto consumo energético. También hay que incluir una nueva variable, que es la incidencia de fenómenos extremos agraviados por el cambio climático. A raíz de los temporales marinos, por ejemplo, la captación de la desalinizadora del Llobregat sufrió varios daños, lo que provocó que la planta tuviera que estar parada durante unos meses en 2018.

La primera desalinizadora solar del mundo

Una de las zonas con más predilección por las plantas desalinizadoras es el Oriente Medio. Países como Arabia Saudita recurren a esta nueva tecnología ante un clima seco y con escasas precipitaciones y la escasez estructural de recursos hídricos. A pesar de que permite disponer de agua, el hándicap, como he comentado anteriormente, es el elevado coste energético y el consumo de combustibles fósiles para alimentar estas plantas.

Sin embargo, la empresa saudí Advanced Water Technology está desarrollado un proyecto consistente en una desalinizadora alimentada por energía solar. Mediante un proceso de osmosis inversa, la planta tendrá una capacidad para producir 60.000 m3/día y satisfacer las necesidades de Al-Khafji, una ciudad con 65.000 habitantes y muy cerca de la frontera con Kuwait. La principal novedad de este proyecto es que la planta se autoabastecerá con la energía limpia del sol, sin tener que recurrir a otras fuentes.

A diferencia de plantas desalinizadoras como la del Llobregat, que disponen de placas fotovoltaicas en las cubiertas de sus edificios para conseguir una escasa aportación de energía renovable y sostenible, en el caso de la desalinizadora de Al-Khafji se habilitará una zona cerca de la planta dónde se ubicará la planta fotovoltaica con capacidad de 20 MW. Algunas fuentes contemplan que esta planta estará activa en 2020.

El proyecto MIDES

Otra de las soluciones que abren un nuevo horizonte en el desarrollo de la desalinización sostenible es el proyecto europeo Mides Horizon 2020, el cual estudiará una tecnología que permitirá reducir el consumo de energía utilizada en el proceso. Mediante el uso de unidas microbianas de desalinización después del pretratamiento y antes de la fase de osmosis inversa. Esta nueva unidad del proceso utilizará energía generada por el agua residual.

Los países escogidos para la demostración de esta tecnología son España, Chile y Túnez

Según la información aportada por este proyecto, estas celdas tendrían capacidad para producir alrededor de 1,8 kWh de bioelectricidad a partir de 1 m3 cúbico de agua residual. Entre los socios más destacables, participan Aqualia, el centro tecnológico Leitat, entre otros.

Prueba piloto en Denia

Entre abril de 2019 y marzo do 2020 se llevará a cabo en Denia (Alicante) las pruebas en una planta piloto para comprobar la efectividad de la tecnología Mides. Se prevé que la planta produzca 150 litros por hora de agua potable y que trate entre 1 y 3 m3/día de agua residual con un consumo de energía inferior al 0,5 kWh/m3. Estaremos atentos ante la efectividad de esta nueva tecnología para mejorar la eficiencia en la gestión del agua.

Fuente: Iagua