class="contentpane"> No, la economía circular no es solo reciclar: casos prácticos en el mundo
Lunes, 23 de Noviembre de 2020 10:54
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Es la única forma de producir sin agotar los recursos del planeta. Hoy ya hay proyectos que están consiguiendo cumplir con esa máxima, tanto a nivel internacional como en España. La economía circular no es solo reciclar. Significa apostar por “un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales existentes tantas veces como sea posible para crear un valor añadido, extendiendo el ciclo de vida de los productos”, según la UE. Los datos que maneja Eurostat confirmaban una tasa de circularidad en la UE en aumento entre 2004 y 2012, con un incremento que va del 8,2% al 11,1%. No obstante, desde ese año hasta 2017, la cifra se ha mantenido estable, fluctuando ligeramente por encima del 11%. A nivel internacional, sin embargo, se aprecia cierto repliegue: “Actualmente, la economía mundial es un 8,6% circular, cuando hace solo dos años era un 9,1%”, tal y como indica en su informe de 2020 el Circularity Gap Reporting Initiative.

La economía circular es apostar por “un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar” “Entre las causas para este estancamiento o ligero retroceso se encuentra, sin duda, la vuelta al ‘usar y tirar’ que ha provocado la pandemia”, admite el coordinador del Máster Universitario en Economía Circular de la UPM, investigador y experto en gestión de residuos, José Vicente López. Desde su punto de vista, “estos datos nos llevan a la conclusión de que se debe fortalecer y reformular la metodología, como apuntan los estudios de la Fundación Ellen MacArthur, organización líder en esta materia”. Por el contrario, la mencionada entidad, sí reconoce avances en algunos sectores y campos concretos, como el de los plásticos De una economía lineal a una circular. Era algo que venían repitiendo los expertos desde hace tiempo como única forma de frenar el cambio climático y apostar por una economía más sostenible. Hoy, el Gobierno recoge en dos planes una hoja de ruta para alcanzar ese objetivo: en el plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Gobierno presentó en julio a la UE para desbloquear los fondos —que servirán para hacer frente a la crisis del coronavirus— y en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, aprobado en septiembre.

Qué se está haciendo bien

Pese a las batallas que quedan por librar, existen numerosos casos notables de economía circular, tanto en España como en el resto del mundo. “Es en el sector de los residuos donde los pequeños negocios españoles están emprendiendo con más intensidad”, remarca el investigador de la UPM. “Tenemos empresas que recogen los residuos de la construcción y la demolición para manufacturar bloques de hormigón y otras que hacen algo parecido con la paja y la madera, como es el caso de Bala-Box”. El experto en gestión de residuos matiza que igualmente se hace lo propio con plástico: “Es el caso de CM Plastik Recycling, que recupera este material para fabricar mobiliario”. Existen también compañías en pleno funcionamiento encargadas de asesorar a terceras en materia de economía circular, “como es el caso de Cinderela”, concreta.

“Es en el sector de los residuos donde los pequeños negocios españoles están emprendiendo con más intensidad”

La guipuzcoana Eko-rec, por poner otro ejemplo, produce elementos para los vehículos como las bandejas de los maleteros o packaging a partir de residuos de PET (Politereftalato de etileno), el material plástico con el que se fabrican la mayor parte de las botellas de agua y refrescos. O Zicla, una empresa española que recoge residuos de los plásticos de los vehículos o de los aparatos electrónicos para fabricar elementos urbanos como la separación entre el carril bici y la calzada o plataformas para acceder al autobús.

El investigador de la UPM también destaca el proyecto australiano TonerPave, basado en la recogida de cartuchos de impresora de todo los continentes para reciclarlos y hacer carreteras con ellos. “Por cada 12.500 tóners recuperados se construye un kilómetro de vía”.

A nivel internacional hay otro referente muy conocido por todos los usuarios y que está apostando por la economía cirucular, Ikea. La corporación sueca trabaja en dos direcciones: por un lado, hace grandes esfuerzos en recuperar componentes para la elaboración de muebles y, por otro, utiliza íntegramente energía eléctrica sostenible”, destaca López.

En lo que respecta a electricidad sostenible, la energética Endesa y su matriz Enel también son un buen ejemplo de lo que se está haciendo en economía circular. Como la iniciativa ‘Second Life’, desarrollada en la central de generación térmica de Melilla y que se basa en el agrupamiento de baterías de vehículos eléctricos que ya no se usan para fortalecer la estabilidad de la red eléctrica de esta ciudad autónoma y evitar los apagones. Ha sido seleccionado como un ‘Member Initiative’ por el World Economic Forum de Davos, como parte de la Global Battery Alliance, porque el proyecto ha demostrado ser un “concepto de economía circular en la cadena de valor de las baterías de vehículos eléctricos”.

La compañía eléctrica tiene por objetivo incorporar la economía circular a toda su cadena de valor, utilizando recursos sostenibles, maximizando la vida de bienes y productos y valorizando los activos al final de su ciclo de vida. Y en este última área trabajan en “valorizar las cenizas generadas en las centrales de carbón”. Fuentes de la compañía explican que “las cenizas, como subproducto de la combustión del carbón se pueden utilizar para sustituir las calizas necesarias a la hora de fabricar cemento y asfalto, reduciendo el uso de materias primas y minimizando el envío de residuos al vertedero”.

Además, son varias las marcas como Camper o Ecoalf que utilizan residuos para fabricar zapatos o ropa y ya existen varias apps como Nice to eat you y Too Good Too Go para poner en contacto a establecimientos que van a tirar comida que no pueden vender al día siguiente con usuarios que pueden adquilirla a un precio económico.

La trazabilidad, clave para ser sostenibles

Para el coordinador del Máster Universitario de la UPM “es importante destacar que la economía circular debería ser una noción apolítica” y, sin embargo, existen dos formas de verlo. “Hay una tendencia verde que reclama reducir el consumo para cambiar los hábitos, mientras que la visión ultracapitalista considera que nos encontramos ante la salvación del capitalismo occidental, ya que promueve los beneficios industriales y empresariales, manteniendo las pautas de consumo actuales”.

“Las cenizas, como subproducto de la combustión del carbón, se pueden utilizar para sustituir las calizas necesarias a la hora de fabricar cemento y asfalto”

La trazabilidad del ciclo es otro de las grandes cuestiones a resolver. José Vicente López confirma que “muchas empresas no realizan una economía circular a nivel completo, sino que es demasiado parcial”. Precisamente, un buen ejemplo de lo contrario es la “garantía de trazabilidad en el sistema de valorización de residuos de la terminal portuaria en Los Barrios (Cádiz)” de Endesa. La compañía subraya que “este sistema de gestión evita el depósito de residuos en vertedero y documenta el estricto seguimiento de más del 90% de los residuos desde el centro de producción hasta el destino final”.

José Vicente López concluye que “el gran reto son las pymes y los autónomos” porque “tienen poco personal y escaso músculo financiero”. Y pone un ejemplo muy cercano: los talleres de barrio. Para adaptarse a la electrificación de los coches “tendrán que reconvertirse a nivel técnico y los empleados tendrán que formarse. Todo esto requiere mucha inversión, ayudas y tiempo”.

Fuente: elconfidencial.com

No, la economía circular no es solo reciclar: casos prácticos en el mundo

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Es la única forma de producir sin agotar los recursos del planeta. Hoy ya hay proyectos que están consiguiendo cumplir con esa máxima, tanto a nivel internacional como en España. La economía circular no es solo reciclar. Significa apostar por “un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales existentes tantas veces como sea posible para crear un valor añadido, extendiendo el ciclo de vida de los productos”, según la UE. Los datos que maneja Eurostat confirmaban una tasa de circularidad en la UE en aumento entre 2004 y 2012, con un incremento que va del 8,2% al 11,1%. No obstante, desde ese año hasta 2017, la cifra se ha mantenido estable, fluctuando ligeramente por encima del 11%. A nivel internacional, sin embargo, se aprecia cierto repliegue: “Actualmente, la economía mundial es un 8,6% circular, cuando hace solo dos años era un 9,1%”, tal y como indica en su informe de 2020 el Circularity Gap Reporting Initiative.

La economía circular es apostar por “un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar” “Entre las causas para este estancamiento o ligero retroceso se encuentra, sin duda, la vuelta al ‘usar y tirar’ que ha provocado la pandemia”, admite el coordinador del Máster Universitario en Economía Circular de la UPM, investigador y experto en gestión de residuos, José Vicente López. Desde su punto de vista, “estos datos nos llevan a la conclusión de que se debe fortalecer y reformular la metodología, como apuntan los estudios de la Fundación Ellen MacArthur, organización líder en esta materia”. Por el contrario, la mencionada entidad, sí reconoce avances en algunos sectores y campos concretos, como el de los plásticos De una economía lineal a una circular. Era algo que venían repitiendo los expertos desde hace tiempo como única forma de frenar el cambio climático y apostar por una economía más sostenible. Hoy, el Gobierno recoge en dos planes una hoja de ruta para alcanzar ese objetivo: en el plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Gobierno presentó en julio a la UE para desbloquear los fondos —que servirán para hacer frente a la crisis del coronavirus— y en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, aprobado en septiembre.

Qué se está haciendo bien

Pese a las batallas que quedan por librar, existen numerosos casos notables de economía circular, tanto en España como en el resto del mundo. “Es en el sector de los residuos donde los pequeños negocios españoles están emprendiendo con más intensidad”, remarca el investigador de la UPM. “Tenemos empresas que recogen los residuos de la construcción y la demolición para manufacturar bloques de hormigón y otras que hacen algo parecido con la paja y la madera, como es el caso de Bala-Box”. El experto en gestión de residuos matiza que igualmente se hace lo propio con plástico: “Es el caso de CM Plastik Recycling, que recupera este material para fabricar mobiliario”. Existen también compañías en pleno funcionamiento encargadas de asesorar a terceras en materia de economía circular, “como es el caso de Cinderela”, concreta.

“Es en el sector de los residuos donde los pequeños negocios españoles están emprendiendo con más intensidad”

La guipuzcoana Eko-rec, por poner otro ejemplo, produce elementos para los vehículos como las bandejas de los maleteros o packaging a partir de residuos de PET (Politereftalato de etileno), el material plástico con el que se fabrican la mayor parte de las botellas de agua y refrescos. O Zicla, una empresa española que recoge residuos de los plásticos de los vehículos o de los aparatos electrónicos para fabricar elementos urbanos como la separación entre el carril bici y la calzada o plataformas para acceder al autobús.

El investigador de la UPM también destaca el proyecto australiano TonerPave, basado en la recogida de cartuchos de impresora de todo los continentes para reciclarlos y hacer carreteras con ellos. “Por cada 12.500 tóners recuperados se construye un kilómetro de vía”.

A nivel internacional hay otro referente muy conocido por todos los usuarios y que está apostando por la economía cirucular, Ikea. La corporación sueca trabaja en dos direcciones: por un lado, hace grandes esfuerzos en recuperar componentes para la elaboración de muebles y, por otro, utiliza íntegramente energía eléctrica sostenible”, destaca López.

En lo que respecta a electricidad sostenible, la energética Endesa y su matriz Enel también son un buen ejemplo de lo que se está haciendo en economía circular. Como la iniciativa ‘Second Life’, desarrollada en la central de generación térmica de Melilla y que se basa en el agrupamiento de baterías de vehículos eléctricos que ya no se usan para fortalecer la estabilidad de la red eléctrica de esta ciudad autónoma y evitar los apagones. Ha sido seleccionado como un ‘Member Initiative’ por el World Economic Forum de Davos, como parte de la Global Battery Alliance, porque el proyecto ha demostrado ser un “concepto de economía circular en la cadena de valor de las baterías de vehículos eléctricos”.

La compañía eléctrica tiene por objetivo incorporar la economía circular a toda su cadena de valor, utilizando recursos sostenibles, maximizando la vida de bienes y productos y valorizando los activos al final de su ciclo de vida. Y en este última área trabajan en “valorizar las cenizas generadas en las centrales de carbón”. Fuentes de la compañía explican que “las cenizas, como subproducto de la combustión del carbón se pueden utilizar para sustituir las calizas necesarias a la hora de fabricar cemento y asfalto, reduciendo el uso de materias primas y minimizando el envío de residuos al vertedero”.

Además, son varias las marcas como Camper o Ecoalf que utilizan residuos para fabricar zapatos o ropa y ya existen varias apps como Nice to eat you y Too Good Too Go para poner en contacto a establecimientos que van a tirar comida que no pueden vender al día siguiente con usuarios que pueden adquilirla a un precio económico.

La trazabilidad, clave para ser sostenibles

Para el coordinador del Máster Universitario de la UPM “es importante destacar que la economía circular debería ser una noción apolítica” y, sin embargo, existen dos formas de verlo. “Hay una tendencia verde que reclama reducir el consumo para cambiar los hábitos, mientras que la visión ultracapitalista considera que nos encontramos ante la salvación del capitalismo occidental, ya que promueve los beneficios industriales y empresariales, manteniendo las pautas de consumo actuales”.

“Las cenizas, como subproducto de la combustión del carbón, se pueden utilizar para sustituir las calizas necesarias a la hora de fabricar cemento y asfalto”

La trazabilidad del ciclo es otro de las grandes cuestiones a resolver. José Vicente López confirma que “muchas empresas no realizan una economía circular a nivel completo, sino que es demasiado parcial”. Precisamente, un buen ejemplo de lo contrario es la “garantía de trazabilidad en el sistema de valorización de residuos de la terminal portuaria en Los Barrios (Cádiz)” de Endesa. La compañía subraya que “este sistema de gestión evita el depósito de residuos en vertedero y documenta el estricto seguimiento de más del 90% de los residuos desde el centro de producción hasta el destino final”.

José Vicente López concluye que “el gran reto son las pymes y los autónomos” porque “tienen poco personal y escaso músculo financiero”. Y pone un ejemplo muy cercano: los talleres de barrio. Para adaptarse a la electrificación de los coches “tendrán que reconvertirse a nivel técnico y los empleados tendrán que formarse. Todo esto requiere mucha inversión, ayudas y tiempo”.

Fuente: elconfidencial.com