class="contentpane"> La lectura -admiten los pediatras- ayuda a los más pequeños a crecer sanos y es fundamental el acompañamiento de los adultos
Lunes, 31 de Enero de 2011 12:14
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Un baño de lenguaje que nos abre el pensamiento 

Las vacaciones son un buen momento del año para que los papás destinen más tiempo a fomentar la lectura entre los más chicos. Ese cúmulo de palabras, imágenes y sensaciones les permitirá aprender a razonar y adquirir conocimientos de manera más placentera.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. EL LITORAL.

¡Maaa, estoy aburrido!, se suele escuchar en épocas de vacaciones, cuando ningún jueguito de la compu o con amigos en la plaza sirven para completar las largas y calurosas jornadas veraniegas.

Pero justamente en las vacaciones, cuando el tiempo compartido en familia es más prolongado y -quizás- muchos padres no saben cómo entretener a sus hijos, la lectura puede ser una buena ocasión de acercarlos a los libros y crearles el hábito para toda la vida.

Por eso queremos dar algunas recomendaciones a los padres para conseguir este saludable objetivo, que hace el desarrollo integral de los niños, y dejarles algunas sugerencias de libros o cuentos con los que pueden hacerlo, según las edades.

Es sabido que cuando los padres leen libros a sus hijos o les cuentan un cuento es una manera de jugar más con ellos, de divertirse juntos. Esta saludable práctica les permite estimular su curiosidad, alentarlos en el aprendizaje, desarrollar su inteligencia y demostrarles cuánto los quieren.

Nosotros consultó sobre este tema a la Prof. Mg. María Luisa Miretti, coordinadora de la Maestría en Literatura para Niños (Facultad de Humanidades y Artes, de la Universidad Nacional de Rosario), quien explicó por qué es bueno incentivar el hábito de la lectura en los chicos.

“La lectura literaria dinamiza el pensamiento porque promueve la imaginación y permite formar juicios autónomos. Si desde la panza los acompañamos con poemas y narraciones habremos logrado comunicarnos a través de un baño de lenguaje que les permitirá abrir su pensamiento”.

También opinó que “a través de la Literatura acceden a nuevas dimensiones en las que proyectan su mundo propio; el desafío es encontrarle sentido (como a los textos). Hasta los 5 años es fundamental, luego será más difícil. Un chico lector tiene otra mirada sobre el mundo y no será sometido a opiniones ajenas”.

Miretti también dejó algunos consejos prácticos para los padres con el fin de acercar a los niños a los libros. “Jugar con los textos, interactuar, disponer un espacio para discutir roles, caracterizar personajes, inventar historias a partir de imágenes, promover una narrativa que luego podría ser renarrada con el fin de apreciar lo que captó y lo que agregó de su propia inventiva, etc.. Son simples consejos prácticos en grupo y para todas las edades. Lo básico es compartir y disfrutar de las lecturas”, comentó.

Y agregó: “Con los más grandes se pueden organizar debates en torno a los personajes, las historias; crear momentos de lecturas en voz alta, recitado de poemas. Además, les sugiero no dejarse llevar por las tentaciones del mercado sino consultar revistas o personas especializadas”.

CREAR EL HÁBITO

Por su parte, Mirta Arese, una de las titulares de Alicia Libros, admitió satisfecha que “se ha acercado muchísimo a los chicos a la literatura”, sobre todo desde los jardines y las escuelas, aunque insistió en que no hay que bajar los brazos en “acostumbrar al chico -desde niño- a leerle un cuento cuando se va a la cama. Ese chico termina leyendo y, por lo general, en una familia de lectores hay chicos lectores”.

También aseguró que “el libro se regala todo el año: para un cumpleaños, una comunión, Navidad o Reyes e, incluso, un nacimiento, ya que para los bebés hay libros de goma y tela, ya que se los puede regalar a partir de los 6 meses. Es siempre una buen opción: hay historietas, cuentos, novelas, libros con sonido para los más chicos, enciclopedias de dinosaurios y otras generales (básicas para que el chico aprenda a manejar un libro desde la escuela), atlas del universo, del cuerpo humano, de los vertebrados e invertebrados, entre otros”.

Arese mencionó que en esta tarea “también nos ayudaron las escuelas: están pidiendo libros cuando terminan las clases, tanto novelas como cuentos, que los chicos tienen que leer en las vacaciones para llevar el trabajo realizado cuando retomen las clases. En los jardines también es obligatorio llevar un cuento cuando empiezan las clases, al igual que los primeros grados, siempre en imprenta mayúscula. Se está incentivando muchísimo la lectura”.

LA ERA HARRY POTTER

Por otra parte, Mirta Arese remarcó que “la salida de Harry Potter fue el boom para que los chicos volvieran a leer. Había una franja desde los 10 años hasta la adolescencia que no leía y -a raíz de Harry Potter- empezaron a leerse las Crónicas de Narnia, volvió a tener auge El Señor de los Anillos, libros que habían tenido protagonismo en la década del 50 pero que son actualísimos para los jóvenes”.

Y agregó: “Gracias a Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer, de Stephenie Meyer, también logramos que muchos chicos se prendieran a la lectura. Quedan enloquecidos con esos libros y cuando los terminan vienen a buscar otra cosa. No importa que a muchos padres no les guste el tema; lo fundamental es que estén leyendo, sirve. Ese chico dejó la computadora y el televisor y se puso a leer, que es muy importante. La computadora nunca le va a ganar al libro. A la playa no vas con una computadora (por más chica que sea) pero sí le podés llevar el libro para que lea”.

¿Tecnologías de la información vs. lectura?Prof. María del Carmen Villaverde de Nessier.

La lectura debe figurar en todos los proyectos de desarrollo social de las comunidades ya que, en general, los límites del mundo personal se fundamentan en los límites del propio lenguaje. Sabemos que la lengua y su uso constituyen un proceso vital ininterrumpido que nace con la lengua materna y evoluciona desde una lectura creciente y oportuna, en cada etapa etaria del crecimiento personal.

Hoy los soportes materiales que giran alrededor de la lectura condicionan la relación eficiente que se debe establecer entre: texto-tipo de historia y tipo de lectura, adquiriendo importancia fundamental la oralidad, también el lenguaje gestual y su relación con la imagen, los ritmos y las redes comunicacionales de socialización, ¿en todos?, ¿para todos?.

Si somos muy tecnócratas en la niñez, nuestros niños llegarán a ser sólo parte del engranaje de la informática. Faltarán entonces los juicios críticos que van por fuera de la pura tecnologización aunque ella, bien llevada, puede constituirse en arma valiosa en pro de la lectura, dinamizando relaciones en el campo social que tiendan a generar alianzas entre texto, lector, escritor, bibliotecario, adulto, redes de información.

Lo innovador no es utilizar las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en sí sino reorientar las maneras en que se usan y se integran en las aulas, las familias, la sociedad, proporcionando, sin descuidos, las orientaciones etáreas oportunas.

Y el libro seguirá allí, el de la adolescencia: libro-cofre, libro portafolio de recuerdos y señales con el color y el aroma celeste del encantador tiempo de leer y releer a través de los años activos de la vida.

ALGUNAS SUGERENCIAS

Para los más chiquitos: libros con sonidos, que son más caros por ser importados. Algunos cuentos traen instrumentos musicales que se sacan, teclas con imágenes (como campanas, aves u otros) con sus correspondientes sonidos, herramientas y cada una hace su ruido característico. También hay un libro de las Princesas que trae la canción de cada una de ellas y, dentro del mismo cuento, están las letras de las canciones. Es otra manera de acercar al chico al libro y les llama mucho la atención.

Niños entre 4 y 6 años: algunos libros de Disney traen relatos cortos (alrededor de 15 cuentos, como los de Winnie Pooh y otros personajes) para leer a los chicos, con sus ilustraciones originales. No es algo que se termina en una noche sino que se renueva. Hay otras versiones que no son las originales de Disney, muy bien presentadas, más económicas. También se sugieren libros para pintar o los que permiten hacer los primeros rasgos de la escritura.

Niños entre 8 y 10 años: libros de aventura, suspenso o terror (como le dicen ellos), de autores argentinos como Ricardo Mariño, Elsa Bornemann, Adela Basch, Ana María Shua. No es el cuento de Blancanieves y otros personajes sino que se los introduce en el cuento sin dibujos, en blanco y negro, como un libro de adultos. Hay otros libros que -por medio de cuentos y relatos- se habla de las virtudes (el trabajo, el valor, la honestidad) y los valores (como la amistad).

Niños entre 11 y 15 años: Caídos del Mapa, de María Inés Falconi, escritora argentina (serie de 9 libros): la historia comienza con una barra de amigos de 11 años, cuando están en sexto grado, y se va trasladando al viaje de egresados, a cuando terminan séptimo, cuando empiezan la secundaria y van a los cumpleaños de 15. Está escrito con el idioma de los chicos y por eso también se sienten identificados. Gusta mucho a nenas y a varones.

Adolescentes: Harry Potter, Las Crónicas de Narnia, El Señor de los Anillos, Crepúsculo, Luna Nueva, Amanecer, entre otros, pero también los clásicos de la literatura como Mi planta de naranja lima o los cuentos de Julio Verne.

Otras recomendaciones: si el chico no lee nada lo ideal es sugerirles los libros de adivinanzas o chistes, ya que jugando con sus padres o hermanos les van a hacer chistes o adivinanzas. Es furor Gaturro.

Las aventuras que escuchan en los cuentos despiertan la imaginación de los niños.

cuando los padres leen libros a sus hijos o les cuentan un cuento es una manera de jugar más con ellos, de divertirse juntos. Esta saludable práctica les permite estimular su curiosidad, alentarlos en el aprendizaje.

JUGAR A LEER E IMAGINAR

“Leer es un juego” es la propuesta de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) que tiene como objetivo que sus profesionales inviten a sus pacientes a leer (aunque la propuesta se extiende durante todo el año), ya que están convencidos de que -al igual que los juegos- la lectura los ayuda a crecer sanos.

Insiste en que leer con los chicos es hacerles una caricia que los llevará a imaginar otros mundos posibles, a identificarse con personajes y a viajar a lugares lejanos sin alejarse de su lado. Los ayuda aprender a razonar y les resulta mucho más fácil y placentero adquirir conocimientos.

Respecto a cómo acercarlos al mundo de las palabras y las historias, sugiere a los padres que sólo basta estar dispuestos a disfrutar juntos esta experiencia. Por eso, propone empezar compartiendo anécdotas familiares, contándoles cuentos que a ellos les contaron de chicos, creando historias juntos, leyéndoles cuentos en voz alta, leyendo carteles y señales en la calle, construyendo juntos “libros caseros” y llevándolos a bibliotecas públicas.

CÓMO ELEGIR

La SAP ofrece una guía para saber qué libros elegir, según las edades de los chicos y su forma de relacionarse con ellos:

Hasta los 12 meses: los bebés disfrutan las palabras rítmicas y sonoras. Desde los 6 meses pueden jugar con pequeños libros de colores brillantes, con figuras y objetos simples y grandes. Necesitan tocarlos, llevárselos a la boca, golpearlos, tirarlos.

Hasta los 24 meses: les interesan los libros con imágenes de niños en situaciones familiares, como jugando o comiendo. También les gustan los que tienen figuras de animales. A veces prefieren estar en brazos durante el relato y otras disfrutando mientras caminan alrededor del lector. Tienen períodos cortos de atención y pueden resistirse si se les insiste en que escuchen.

Entre los 2 y los 3 años: disfrutan con las historias cortas y es habitual que pidan que les cuenten el mismo cuento una y otra vez. Nombran imágenes y situaciones que aparecen en los libros y algunos chicos juegan a que leen, imitando a los adultos. Es importante generar un tiempo y un espacio de tranquilidad y donde el niño pueda anticipar cada día la alegría de la lectura. Ya comienzan a elegir qué cuento o historia quieren escuchar.

Entre los 3 y 5 años: les gusta interrumpir las historias, intervenir, hacer comentarios sobre los personajes y las situaciones, expresar sus sentimientos e impresiones. Suelen relatar historias y jugar a leer, moviendo su dedo de izquierda a derecha sobre el libro. Los objetos pueden tomar vida y ser personajes de sus historias (el volcán está enojado y echa humo, las tazas bailan...).

De los 5 a 7 años: les siguen gustando los textos simples que memorizan fácilmente. Disfrutan con fábulas y narraciones con humor, equivocaciones y situaciones absurdas. Comienzan la escuela y es importante no perder ese espacio íntimo de la lectura familiar. Aparece con más fuerza la autonomía y nos sorprenden eligiendo sus propias lecturas. Compartir los miedos y angustias inherentes al desarrollo a través de cuentos permite que el niño genere recursos para superarlos.

Fuente: El Litoral

La lectura -admiten los pediatras- ayuda a los más pequeños a crecer sanos y es fundamental el acompañamiento de los adultos

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Un baño de lenguaje que nos abre el pensamiento 

Las vacaciones son un buen momento del año para que los papás destinen más tiempo a fomentar la lectura entre los más chicos. Ese cúmulo de palabras, imágenes y sensaciones les permitirá aprender a razonar y adquirir conocimientos de manera más placentera.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. EL LITORAL.

¡Maaa, estoy aburrido!, se suele escuchar en épocas de vacaciones, cuando ningún jueguito de la compu o con amigos en la plaza sirven para completar las largas y calurosas jornadas veraniegas.

Pero justamente en las vacaciones, cuando el tiempo compartido en familia es más prolongado y -quizás- muchos padres no saben cómo entretener a sus hijos, la lectura puede ser una buena ocasión de acercarlos a los libros y crearles el hábito para toda la vida.

Por eso queremos dar algunas recomendaciones a los padres para conseguir este saludable objetivo, que hace el desarrollo integral de los niños, y dejarles algunas sugerencias de libros o cuentos con los que pueden hacerlo, según las edades.

Es sabido que cuando los padres leen libros a sus hijos o les cuentan un cuento es una manera de jugar más con ellos, de divertirse juntos. Esta saludable práctica les permite estimular su curiosidad, alentarlos en el aprendizaje, desarrollar su inteligencia y demostrarles cuánto los quieren.

Nosotros consultó sobre este tema a la Prof. Mg. María Luisa Miretti, coordinadora de la Maestría en Literatura para Niños (Facultad de Humanidades y Artes, de la Universidad Nacional de Rosario), quien explicó por qué es bueno incentivar el hábito de la lectura en los chicos.

“La lectura literaria dinamiza el pensamiento porque promueve la imaginación y permite formar juicios autónomos. Si desde la panza los acompañamos con poemas y narraciones habremos logrado comunicarnos a través de un baño de lenguaje que les permitirá abrir su pensamiento”.

También opinó que “a través de la Literatura acceden a nuevas dimensiones en las que proyectan su mundo propio; el desafío es encontrarle sentido (como a los textos). Hasta los 5 años es fundamental, luego será más difícil. Un chico lector tiene otra mirada sobre el mundo y no será sometido a opiniones ajenas”.

Miretti también dejó algunos consejos prácticos para los padres con el fin de acercar a los niños a los libros. “Jugar con los textos, interactuar, disponer un espacio para discutir roles, caracterizar personajes, inventar historias a partir de imágenes, promover una narrativa que luego podría ser renarrada con el fin de apreciar lo que captó y lo que agregó de su propia inventiva, etc.. Son simples consejos prácticos en grupo y para todas las edades. Lo básico es compartir y disfrutar de las lecturas”, comentó.

Y agregó: “Con los más grandes se pueden organizar debates en torno a los personajes, las historias; crear momentos de lecturas en voz alta, recitado de poemas. Además, les sugiero no dejarse llevar por las tentaciones del mercado sino consultar revistas o personas especializadas”.

CREAR EL HÁBITO

Por su parte, Mirta Arese, una de las titulares de Alicia Libros, admitió satisfecha que “se ha acercado muchísimo a los chicos a la literatura”, sobre todo desde los jardines y las escuelas, aunque insistió en que no hay que bajar los brazos en “acostumbrar al chico -desde niño- a leerle un cuento cuando se va a la cama. Ese chico termina leyendo y, por lo general, en una familia de lectores hay chicos lectores”.

También aseguró que “el libro se regala todo el año: para un cumpleaños, una comunión, Navidad o Reyes e, incluso, un nacimiento, ya que para los bebés hay libros de goma y tela, ya que se los puede regalar a partir de los 6 meses. Es siempre una buen opción: hay historietas, cuentos, novelas, libros con sonido para los más chicos, enciclopedias de dinosaurios y otras generales (básicas para que el chico aprenda a manejar un libro desde la escuela), atlas del universo, del cuerpo humano, de los vertebrados e invertebrados, entre otros”.

Arese mencionó que en esta tarea “también nos ayudaron las escuelas: están pidiendo libros cuando terminan las clases, tanto novelas como cuentos, que los chicos tienen que leer en las vacaciones para llevar el trabajo realizado cuando retomen las clases. En los jardines también es obligatorio llevar un cuento cuando empiezan las clases, al igual que los primeros grados, siempre en imprenta mayúscula. Se está incentivando muchísimo la lectura”.

LA ERA HARRY POTTER

Por otra parte, Mirta Arese remarcó que “la salida de Harry Potter fue el boom para que los chicos volvieran a leer. Había una franja desde los 10 años hasta la adolescencia que no leía y -a raíz de Harry Potter- empezaron a leerse las Crónicas de Narnia, volvió a tener auge El Señor de los Anillos, libros que habían tenido protagonismo en la década del 50 pero que son actualísimos para los jóvenes”.

Y agregó: “Gracias a Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer, de Stephenie Meyer, también logramos que muchos chicos se prendieran a la lectura. Quedan enloquecidos con esos libros y cuando los terminan vienen a buscar otra cosa. No importa que a muchos padres no les guste el tema; lo fundamental es que estén leyendo, sirve. Ese chico dejó la computadora y el televisor y se puso a leer, que es muy importante. La computadora nunca le va a ganar al libro. A la playa no vas con una computadora (por más chica que sea) pero sí le podés llevar el libro para que lea”.

¿Tecnologías de la información vs. lectura?Prof. María del Carmen Villaverde de Nessier.

La lectura debe figurar en todos los proyectos de desarrollo social de las comunidades ya que, en general, los límites del mundo personal se fundamentan en los límites del propio lenguaje. Sabemos que la lengua y su uso constituyen un proceso vital ininterrumpido que nace con la lengua materna y evoluciona desde una lectura creciente y oportuna, en cada etapa etaria del crecimiento personal.

Hoy los soportes materiales que giran alrededor de la lectura condicionan la relación eficiente que se debe establecer entre: texto-tipo de historia y tipo de lectura, adquiriendo importancia fundamental la oralidad, también el lenguaje gestual y su relación con la imagen, los ritmos y las redes comunicacionales de socialización, ¿en todos?, ¿para todos?.

Si somos muy tecnócratas en la niñez, nuestros niños llegarán a ser sólo parte del engranaje de la informática. Faltarán entonces los juicios críticos que van por fuera de la pura tecnologización aunque ella, bien llevada, puede constituirse en arma valiosa en pro de la lectura, dinamizando relaciones en el campo social que tiendan a generar alianzas entre texto, lector, escritor, bibliotecario, adulto, redes de información.

Lo innovador no es utilizar las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en sí sino reorientar las maneras en que se usan y se integran en las aulas, las familias, la sociedad, proporcionando, sin descuidos, las orientaciones etáreas oportunas.

Y el libro seguirá allí, el de la adolescencia: libro-cofre, libro portafolio de recuerdos y señales con el color y el aroma celeste del encantador tiempo de leer y releer a través de los años activos de la vida.

ALGUNAS SUGERENCIAS

Para los más chiquitos: libros con sonidos, que son más caros por ser importados. Algunos cuentos traen instrumentos musicales que se sacan, teclas con imágenes (como campanas, aves u otros) con sus correspondientes sonidos, herramientas y cada una hace su ruido característico. También hay un libro de las Princesas que trae la canción de cada una de ellas y, dentro del mismo cuento, están las letras de las canciones. Es otra manera de acercar al chico al libro y les llama mucho la atención.

Niños entre 4 y 6 años: algunos libros de Disney traen relatos cortos (alrededor de 15 cuentos, como los de Winnie Pooh y otros personajes) para leer a los chicos, con sus ilustraciones originales. No es algo que se termina en una noche sino que se renueva. Hay otras versiones que no son las originales de Disney, muy bien presentadas, más económicas. También se sugieren libros para pintar o los que permiten hacer los primeros rasgos de la escritura.

Niños entre 8 y 10 años: libros de aventura, suspenso o terror (como le dicen ellos), de autores argentinos como Ricardo Mariño, Elsa Bornemann, Adela Basch, Ana María Shua. No es el cuento de Blancanieves y otros personajes sino que se los introduce en el cuento sin dibujos, en blanco y negro, como un libro de adultos. Hay otros libros que -por medio de cuentos y relatos- se habla de las virtudes (el trabajo, el valor, la honestidad) y los valores (como la amistad).

Niños entre 11 y 15 años: Caídos del Mapa, de María Inés Falconi, escritora argentina (serie de 9 libros): la historia comienza con una barra de amigos de 11 años, cuando están en sexto grado, y se va trasladando al viaje de egresados, a cuando terminan séptimo, cuando empiezan la secundaria y van a los cumpleaños de 15. Está escrito con el idioma de los chicos y por eso también se sienten identificados. Gusta mucho a nenas y a varones.

Adolescentes: Harry Potter, Las Crónicas de Narnia, El Señor de los Anillos, Crepúsculo, Luna Nueva, Amanecer, entre otros, pero también los clásicos de la literatura como Mi planta de naranja lima o los cuentos de Julio Verne.

Otras recomendaciones: si el chico no lee nada lo ideal es sugerirles los libros de adivinanzas o chistes, ya que jugando con sus padres o hermanos les van a hacer chistes o adivinanzas. Es furor Gaturro.

Las aventuras que escuchan en los cuentos despiertan la imaginación de los niños.

cuando los padres leen libros a sus hijos o les cuentan un cuento es una manera de jugar más con ellos, de divertirse juntos. Esta saludable práctica les permite estimular su curiosidad, alentarlos en el aprendizaje.

JUGAR A LEER E IMAGINAR

“Leer es un juego” es la propuesta de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) que tiene como objetivo que sus profesionales inviten a sus pacientes a leer (aunque la propuesta se extiende durante todo el año), ya que están convencidos de que -al igual que los juegos- la lectura los ayuda a crecer sanos.

Insiste en que leer con los chicos es hacerles una caricia que los llevará a imaginar otros mundos posibles, a identificarse con personajes y a viajar a lugares lejanos sin alejarse de su lado. Los ayuda aprender a razonar y les resulta mucho más fácil y placentero adquirir conocimientos.

Respecto a cómo acercarlos al mundo de las palabras y las historias, sugiere a los padres que sólo basta estar dispuestos a disfrutar juntos esta experiencia. Por eso, propone empezar compartiendo anécdotas familiares, contándoles cuentos que a ellos les contaron de chicos, creando historias juntos, leyéndoles cuentos en voz alta, leyendo carteles y señales en la calle, construyendo juntos “libros caseros” y llevándolos a bibliotecas públicas.

CÓMO ELEGIR

La SAP ofrece una guía para saber qué libros elegir, según las edades de los chicos y su forma de relacionarse con ellos:

Hasta los 12 meses: los bebés disfrutan las palabras rítmicas y sonoras. Desde los 6 meses pueden jugar con pequeños libros de colores brillantes, con figuras y objetos simples y grandes. Necesitan tocarlos, llevárselos a la boca, golpearlos, tirarlos.

Hasta los 24 meses: les interesan los libros con imágenes de niños en situaciones familiares, como jugando o comiendo. También les gustan los que tienen figuras de animales. A veces prefieren estar en brazos durante el relato y otras disfrutando mientras caminan alrededor del lector. Tienen períodos cortos de atención y pueden resistirse si se les insiste en que escuchen.

Entre los 2 y los 3 años: disfrutan con las historias cortas y es habitual que pidan que les cuenten el mismo cuento una y otra vez. Nombran imágenes y situaciones que aparecen en los libros y algunos chicos juegan a que leen, imitando a los adultos. Es importante generar un tiempo y un espacio de tranquilidad y donde el niño pueda anticipar cada día la alegría de la lectura. Ya comienzan a elegir qué cuento o historia quieren escuchar.

Entre los 3 y 5 años: les gusta interrumpir las historias, intervenir, hacer comentarios sobre los personajes y las situaciones, expresar sus sentimientos e impresiones. Suelen relatar historias y jugar a leer, moviendo su dedo de izquierda a derecha sobre el libro. Los objetos pueden tomar vida y ser personajes de sus historias (el volcán está enojado y echa humo, las tazas bailan...).

De los 5 a 7 años: les siguen gustando los textos simples que memorizan fácilmente. Disfrutan con fábulas y narraciones con humor, equivocaciones y situaciones absurdas. Comienzan la escuela y es importante no perder ese espacio íntimo de la lectura familiar. Aparece con más fuerza la autonomía y nos sorprenden eligiendo sus propias lecturas. Compartir los miedos y angustias inherentes al desarrollo a través de cuentos permite que el niño genere recursos para superarlos.

Fuente: El Litoral