class="contentpane"> La contaminación del agua de los «siete colores» de la laguna de Bacalar
Viernes, 14 de Junio de 2019 10:28
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bacalarportadaLa conocida como “la laguna de los siete colores” se encuentra en la localidad mexicana de Bacalar y era hasta hace unos años uno de los mejores secretos guardados del país. Pero la afluencia de turistas y los problemas de saneamiento e infraestructuras están causando la pérdida de esos “siete colores”.

La laguna de Bacalar se encuentra al sur del estado mexicano de Quintana Roo, en la ciudad de Bacalar, la cual cuenta con alrededor de once mil habitantes. Es un sitio paradisíaco gracias a la frondosa vegetación que lo rodea, con más de cuarenta kilómetros de longitud. También porque tradicionalmente en sus aguas se podían percibir hasta siete tonalidades cromáticas: a lo largo de su extensión, la laguna posee tal diversidad de suelos en su fondo y niveles de profundidad que crean esa variedad de colores. De ahí que popularmente reciba el nombre de “la laguna de los siete colores”.

Hasta el año 2015, la localidad de Bacalar y, por extensión, su laguna, se mantenían intactos, con una vida tranquila y sin apenas turismo. Sin embargo, ese año, fue declarado “Pueblo Mágico” por la Secretaría de Turismo, una categoría que ha posicionado a la localidad dentro de las guías de viajes. De alguna manera, se desveló uno de los mejores secretos del país.

A partir de entonces, la popularidad subió considerablemente y la afluencia turística con ella. Una situación que ha desbordado a la localidad, dado que apenas han tenido recursos para gestionar las consecuencias de la llegada casi masiva de turistas: más basura sin poder llevar a cabo un tratamiento de los residuos; imposibilidad de aplicar políticas de reciclaje; y, sobre todo, el gran problema, del drenaje de sus aguas.

La basura se acumula y el sistema de alcantarillado y drenaje de las aguas no son suficientes para las nuevas necesidades. En época de lluvias, por ejemplo, el agua rebasa, creándose verdaderos ríos de agua contaminada, las llamadas aguas negras, que desemboca en la laguna. La mayoría de las residencias particulares de la zona no presentan un buen saneamiento. Además, el suelo de la zona es kárstico y su origen marino, lo cual implica una enorme porosidad que facilita la infiltración con facilidad y la consecuencia contaminación del agua de la laguna.

Las aguas negras potencian la proliferación de microalgas y otros organismos coliformes que obstruyen la luz y que son infecciosos tanto para el ser humano como para las especies que viven en la laguna. Y han afectado con un ritmo progresivo y cada vez más agresivos a los estromatolitos, unas rocas que pueblan por cientos la laguna de Bacalar. En ellas se encuentra microorganismos de 3.700 años de vida y que presentan un aspecto parecido a los arrecifes de coral, aunque no lo son. Los estromatolitos, además, son una de las causas del oxígeno que se formó en la tierra.

La gran afluencia de turistas que se bañan en la laguna está ocasionando un deterioro constante de este ecosistema tan particular, a lo cual debe sumarse el vertido de aguas contaminadas debido al mal drenaje de las viviendas y de las calles. Una situación que está haciendo que laguna de Bacalar no tenga sus siete colores y en poco tiempo se esté contaminando de manera irreversible. Si bien se están estableciendo restricciones y medidas para evitarlo, en estos momentos, su situación es muy delicada de cara al futuro.

Fuente: Fundación Aquae

 

La contaminación del agua de los «siete colores» de la laguna de Bacalar

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bacalarportadaLa conocida como “la laguna de los siete colores” se encuentra en la localidad mexicana de Bacalar y era hasta hace unos años uno de los mejores secretos guardados del país. Pero la afluencia de turistas y los problemas de saneamiento e infraestructuras están causando la pérdida de esos “siete colores”.

La laguna de Bacalar se encuentra al sur del estado mexicano de Quintana Roo, en la ciudad de Bacalar, la cual cuenta con alrededor de once mil habitantes. Es un sitio paradisíaco gracias a la frondosa vegetación que lo rodea, con más de cuarenta kilómetros de longitud. También porque tradicionalmente en sus aguas se podían percibir hasta siete tonalidades cromáticas: a lo largo de su extensión, la laguna posee tal diversidad de suelos en su fondo y niveles de profundidad que crean esa variedad de colores. De ahí que popularmente reciba el nombre de “la laguna de los siete colores”.

Hasta el año 2015, la localidad de Bacalar y, por extensión, su laguna, se mantenían intactos, con una vida tranquila y sin apenas turismo. Sin embargo, ese año, fue declarado “Pueblo Mágico” por la Secretaría de Turismo, una categoría que ha posicionado a la localidad dentro de las guías de viajes. De alguna manera, se desveló uno de los mejores secretos del país.

A partir de entonces, la popularidad subió considerablemente y la afluencia turística con ella. Una situación que ha desbordado a la localidad, dado que apenas han tenido recursos para gestionar las consecuencias de la llegada casi masiva de turistas: más basura sin poder llevar a cabo un tratamiento de los residuos; imposibilidad de aplicar políticas de reciclaje; y, sobre todo, el gran problema, del drenaje de sus aguas.

La basura se acumula y el sistema de alcantarillado y drenaje de las aguas no son suficientes para las nuevas necesidades. En época de lluvias, por ejemplo, el agua rebasa, creándose verdaderos ríos de agua contaminada, las llamadas aguas negras, que desemboca en la laguna. La mayoría de las residencias particulares de la zona no presentan un buen saneamiento. Además, el suelo de la zona es kárstico y su origen marino, lo cual implica una enorme porosidad que facilita la infiltración con facilidad y la consecuencia contaminación del agua de la laguna.

Las aguas negras potencian la proliferación de microalgas y otros organismos coliformes que obstruyen la luz y que son infecciosos tanto para el ser humano como para las especies que viven en la laguna. Y han afectado con un ritmo progresivo y cada vez más agresivos a los estromatolitos, unas rocas que pueblan por cientos la laguna de Bacalar. En ellas se encuentra microorganismos de 3.700 años de vida y que presentan un aspecto parecido a los arrecifes de coral, aunque no lo son. Los estromatolitos, además, son una de las causas del oxígeno que se formó en la tierra.

La gran afluencia de turistas que se bañan en la laguna está ocasionando un deterioro constante de este ecosistema tan particular, a lo cual debe sumarse el vertido de aguas contaminadas debido al mal drenaje de las viviendas y de las calles. Una situación que está haciendo que laguna de Bacalar no tenga sus siete colores y en poco tiempo se esté contaminando de manera irreversible. Si bien se están estableciendo restricciones y medidas para evitarlo, en estos momentos, su situación es muy delicada de cara al futuro.

Fuente: Fundación Aquae