class="contentpane"> El agua mata
Jueves, 27 de Septiembre de 2012 12:04
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domenechLos peligros de una ingesta excesiva de un elemento básico para la vida.

El agua mata

XAVIER DOMÈNECH El exceso de agua también mata, y no nos referimos a las inundaciones, sino al organismo humano. Pero la imagen puede servir: si la sequía y los aguaceros son dos extremos meteorológicos igualmente perjudiciales, y lo que conviene es que la tierra reciba el agua en su justa medida y con el ritmo adecuado, el cuerpo humano tanto sufre por la deshidratación como por el exceso en la ingesta del líquido elemento, y lo que le conviene es la aportación de la cantidad justa de una manera razonable. En nuestro país, en principio, no hay motivos para que nadie se muera de sed porque no tenga acceso al agua potable, por lo que el problema es el contrario: el exceso. Algunos nutricionistas han dado la voz de alarma ante la llegada a los hospitales de personas que presentan un cuadro peligroso por este motivo. La cosa tiene que ver con la disolución excesiva de minerales esenciales y con que se obliga a los riñones a trabajar sin parar.

Todos los excesos son perniciosos. La publicidad nos presenta cuerpos perfectos en personas agarradas a la botella de litro y medio. La conclusión fácil es que si nos pasamos el día bebiendo, no engordaremos. Y es cierto que el agua puede engañar un poco al estómago, pero sólo durante un rato. Otra cosa es el agua que beben los deportistas para compensar la que han perdido sudando la gota gorda, pero lo que les adelgaza no es el agua, sino el esfuerzo. Si usted no hace otro ejercicio que la caminata diaria entre la oficina y la plaza de aparcamiento, no exagere su hidratación.

La naturaleza es más sabia de lo que pensamos y el organismo tiene un montón de artefactos reguladores. Uno de ellos es el que nos hace tener sed cuando a las células les falta agua. Pero incluso admitiendo que pueden fallar, no hace falta que nos excedemos por el otro lado. Los nutricionistas dicen que ingerir entre uno y dos litros al día está bien, pero añaden, y en eso no nos fijamos, que casi todo lo que nos entra por la boca lleva más o menos agua. La ensalada, la fruta, la verdura, el refresco, la leche. ¿Sabe que las patatas contienen entre un 75% y un 80% de agua? Y el pollo a la plancha, un 60%. Una patata nueva de 150 gramos asada con piel y 100 gramos de pollo a la plancha ya le aportan 180 gramos de agua. Tome una sopita por delante y una pera limonera de postre y ya habrá hecho un gran trecho.

 

Fuente: lne.es

 

El agua mata

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El agua mata

XAVIER DOMÈNECH El exceso de agua también mata, y no nos referimos a las inundaciones, sino al organismo humano. Pero la imagen puede servir: si la sequía y los aguaceros son dos extremos meteorológicos igualmente perjudiciales, y lo que conviene es que la tierra reciba el agua en su justa medida y con el ritmo adecuado, el cuerpo humano tanto sufre por la deshidratación como por el exceso en la ingesta del líquido elemento, y lo que le conviene es la aportación de la cantidad justa de una manera razonable. En nuestro país, en principio, no hay motivos para que nadie se muera de sed porque no tenga acceso al agua potable, por lo que el problema es el contrario: el exceso. Algunos nutricionistas han dado la voz de alarma ante la llegada a los hospitales de personas que presentan un cuadro peligroso por este motivo. La cosa tiene que ver con la disolución excesiva de minerales esenciales y con que se obliga a los riñones a trabajar sin parar.

Todos los excesos son perniciosos. La publicidad nos presenta cuerpos perfectos en personas agarradas a la botella de litro y medio. La conclusión fácil es que si nos pasamos el día bebiendo, no engordaremos. Y es cierto que el agua puede engañar un poco al estómago, pero sólo durante un rato. Otra cosa es el agua que beben los deportistas para compensar la que han perdido sudando la gota gorda, pero lo que les adelgaza no es el agua, sino el esfuerzo. Si usted no hace otro ejercicio que la caminata diaria entre la oficina y la plaza de aparcamiento, no exagere su hidratación.

La naturaleza es más sabia de lo que pensamos y el organismo tiene un montón de artefactos reguladores. Uno de ellos es el que nos hace tener sed cuando a las células les falta agua. Pero incluso admitiendo que pueden fallar, no hace falta que nos excedemos por el otro lado. Los nutricionistas dicen que ingerir entre uno y dos litros al día está bien, pero añaden, y en eso no nos fijamos, que casi todo lo que nos entra por la boca lleva más o menos agua. La ensalada, la fruta, la verdura, el refresco, la leche. ¿Sabe que las patatas contienen entre un 75% y un 80% de agua? Y el pollo a la plancha, un 60%. Una patata nueva de 150 gramos asada con piel y 100 gramos de pollo a la plancha ya le aportan 180 gramos de agua. Tome una sopita por delante y una pera limonera de postre y ya habrá hecho un gran trecho.

 

Fuente: lne.es