Necesitamos cambiar nuestra forma de pensar y atender los temas hídricos, con base en el mejor conocimiento disponible y la ética de nuestro quehacer en la sociedad.
La magnitud y el número de conflictos hídricos que se están registrando en todo el mundo señalan la necesidad de utilizar el conocimiento de punta y la capacidad tecnológica y social de las instituciones de investigación para asistir a todas las personas atrapadas en conflictos hídricos.