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Energía sostenible, cambio climático y desastres

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energia-sostenible-cambio-climaticoEn 2007, la escasez de lluvias dio lugar a bajos niveles de agua en los ríos y lagos de Albania, lo que obstaculizó gravemente la generación de energía hidroeléctrica y produjo frecuentes cortes de energía en todo el país. Ese año, los apagones llegaron a durar 3,7 horas al día, y el Ministerio de Finanzas de Albania estimó que el costo para el país fue de hasta un 1% de su crecimiento.

Ejemplos como éste demuestran la relación entre energía y desarrollo, y ponen de relieve cómo un acceso insuficiente e intermitente a la energía obstaculiza los avances del desarrollo, a la vez que un desarrollo insuficiente o propenso al riesgo puede exponer los sistemas energéticos a los peligros naturales e impactos del cambio climático.

A continuación una serie de lecciones:

1) Es crucial que los países diversifiquen sus fuentes energéticas y establezcan una combinación de sistemas grandes y pequeños, centralizados y descentralizados. Los sistemas energéticos descentralizados pueden contribuir a limitar los riesgos que enfrenta el sector energético, en particular los relacionados con los desastres. Como hemos visto recientemente en Nepal y Vanuatu, un gran desastre puede tener un enorme impacto en los sistemas socioeconómicos y de infraestructura. Un sistema energético centralizado sería un sistema más proclive a las fallas, lo que podría traducirse en semanas o meses sin energía, paralizando las actividades de socorro y retrasando la recuperación.

2) La eficiencia energética en la cocina es igualmente importante para el desarrollo. Mediante la adopción de tecnologías como cocinas y sistemas de calefacción de bajo consumo, podemos contribuir a los esfuerzos de mitigación del cambio climático, aumentar la resiliencia local a los peligros naturales y ahorrar tiempo que nos permita participar en oportunidades económicas y educativas. Las cocinas de bajo consumo energético, por ejemplo, requieren menos leña o carbón (lo que significa menos horas de trabajo en las comunidades, especialmente para las mujeres) y por lo tanto reducen la deforestación y la degradación de la tierra, ayudando a evitar deslizamientos de tierras e inundaciones.

3) La conexión entre la energía limpia y sostenible y la mitigación del cambio climático y la adaptación no puede dejar de subrayarse. Mediante el empleo de tecnologías de energía verde y el cambio a fuentes sostenibles podemos contribuir a los esfuerzos mundiales para combatir el cambio climático y cumplir con el objetivo de evitar un aumento de más de dos grados centígrados.

4) Es preciso que los sistemas y servicios de energía resilientes al clima sean asequibles y, en este sentido, debería producirse una participación y propiedad comunitaria de los sistemas energéticos. Las comunidades conocen mejor que nadie qué zonas o regiones son más propensas al riesgo; del mismo modo, tienen conocimiento contextual e histórico de los recursos disponibles, como las zonas generadoras de viento o los ríos con potencial hidroeléctrico. Pasar por alto los conocimientos locales no solo limita la propiedad local, sino que además expone un proyecto energético a riesgos excesivos y costos evitables.

Crear sistemas energéticos eficientes, sostenibles y diversificados contribuye de manera significativa al desarrollo socioeconómico sin sacrificar la seguridad y la prosperidad futuras en pos de ganancias a corto plazo. Éste debe ser el enfoque adoptado en todos los nuevos desarrollos energéticos.

Por fortuna se presta cada vez más atención al escenario mundial, y los programas de desarrollo nacionales y locales ven en la energía sostenible una opción fiable y práctica de desarrollo sostenible resilientes al clima. El Foro de Energía Sostenible para Todos (SE4ALL), que se celebra esta semana en Nueva York, es el evento más grande al respecto. Los participantes, que superan el millar de responsables políticos y expertos, están decididos a preconizar la inclusión de la energía sostenible en los Objetivos de Desarrollo Sostenible en septiembre de este año.

Por Martin Krause, Jefe del Equipo de Política Energética Global y Jefe Regional del Equipo de Clima, Energía y Resiliencia frente a los Desastres para Europa y Asia Central

 

Fuente: www.undp.org