“CUANDO SE TIENE LA CAPACIDAD, LOS RECURSOS EMPIEZAN A FLUIR”
Ingeniero civil por el Instituto Politécnico Nacional, maestro y doctor en Ingeniería Hidráulica por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, Polióptro Martínez Austria no sólo es Director General del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), sino uno de sus fundadores.
En entrevista para la AMEXCID, el también Vicepresidente del Consejo del Programa Internacional de la UNESCO, y Director de la Cátedra UNESCO-IMTA "Agua y Sociedad del Conocimiento", habla sobre el éxito de esta institución, así como del papel de liderazgo que sustenta en el ámbito del tratamiento del agua en Latinoamérica.
- ¿Cuáles son las razones que han hecho del IMTA un centro de investigación exitoso?
PMA.- Los centros que han tenido más éxito en el área internacional son centros transdisciplinarios y eso es lo que tiene el IMTA. En casi cualquier universidad el departamento de hidráulica, el de química o la facultad de ciencias trabajan muy centrados en su disciplina. Nosotros trabajamos centrados en el problema y para eso juntamos todas las disciplinas que sean necesarias; es común que en nuestros proyectos participen especialistas en riego, especialistas en limpiar el agua y expertos en comunicación, y eso ha sido una ventaja muy importante que surgió desde que se diseñó el instituto. No ha sido fácil, pero lo hemos logrado y hacemos proyectos muy integrales.
- ¿Cómo surge el IMTA y cuál es su experiencia en cooperación internacional?
PMA.- A mí me tocó construir esta institución, que se creó por un decreto presidencial del 7 de agosto del 86. Cuando yo llegué no había laboratorios ni nada: una computadora para cada cinco investigadores… Yo trabajaba en la Universidad Nacional Autónoma de México y tenía una buena posición y alguien me dijo: “para que te vas para allá? Aquello no va a funcionar”. Yo le respondí: “si el tema del agua es importante tiene que funcionar y va a funcionar; tiene que fortalecerse porque estamos viviendo un problema real”.
El IMTA surgió aunado a un proyecto internacional que se vinculaba con el Banco Mundial y con la FAO, así es que, de manera natural, abarcó la Cooperación Internacional. Tenemos cooperación con varios países y con Agencias Internacionales. Con eso el IMTA se mantiene en la vanguardia, pues nuestros especialistas están en contacto (en lo posible) con los mejores especialistas de todo el mundo en sus diferentes temas y eso los mantiene actualizados; gracias a ese contacto tenemos colaboración con muchas universidades.
El instituto tiene una fuerte tradición de cooperación con Japón; la planta de tratamiento que tenemos está diseñada con tecnología japonesa y hasta la fecha sigue siendo un centro de capacitación en el que a mucha gente se le enseña la tecnología que estamos desarrollando para tratamiento de aguas. Incluso ofrecemos cursos de cooperación a Centroamérica, para transmitirle la experiencia de esa aplicación.
Gracias a la cooperación internacional el IMTA ganó un concurso internacional para realizar los balances hidrológicos de varias fuentes en Costa Rica; recientemente desarrolló un plan para algunas ciudades de Bolivia que necesitaban mejorar su eficiencia en el uso del agua, con lo cual el país pudo acceder también a créditos mayores y ahora tiene fondos para poder implementar esos resultados; con el Centro para la Investigación Industrial de Quebec generó dos patentes que están por licenciarse en México, y que son tecnología conjunta canadiense-mexicana que está sirviendo en México.
-¿Qué hay de la cooperación con organizaciones internacionales?
PMA.- Estamos trabajando muy fuertemente con UNESCO y con OCDE. Con la primera tenemos un programa de trabajo internacional que se coordina desde el instituto; además somos uno de los cinco miembros del buró y representamos a toda Latinoamérica, lo que nos permite influir en los procesos de investigación, de manera que nuestra región se vea beneficiada. Esto también nos permite traer lo último en tecnología y los últimos desarrollos científicos.
Con la OCDE trabajamos temas muy relevantes para el país, como la gobernanza del agua. Hace poco tuvimos un Seminario Regional-Internacional de Gobernanza del Agua en la Ciudad de México con los expertos de la región. La OCDE y el IMTA van a llevar las conclusiones al Foro Mundial del Agua, en Marsella. Eso habla de nuestra capacidad de tener alguna influencia en el campo internacional de la ciencia, lo cual es nuestra aportación a través de la cooperación internacional.
- ¿Las áreas del instituto son autosustentables, generan sus propios recursos?
PMA.- Ésa es una tendencia internacional. Recientemente hicimos una investigación de mercado y revisamos el Instituto Danés de Hidráulica, así como algunas instituciones francesas; uno de los indicadores más importantes de todas ellas fue su capacidad de autogeneración de recursos. El Instituto tiene buena capacidad al respecto. De hecho, ha incrementado en 200% sus ingresos en los últimos cinco años sólo por hacer bien las cosas, sin necesidad de esforzarse demasiado en términos de negociación.
Una vez que se tiene la capacidad, aunque sea mínima, los recursos empiezan a fluir. El Instituto no tiene problemas para conseguir recursos, porque el problema del agua es importante y nosotros tenemos la capacidad de ayudar a resolverlo.
- ¿El IMTA vincula ciencia-universidad-empresa?
PMA.- Sí. El instituto desarrolla patentes y luego las licencia para su uso en la industria. Los últimos cinco años el IMTA ha establecido récords de patentes: entre cuatro y nueve por año, de las cuales nos otorgan tres o cuatro y empezamos a explotarlas.
El IMTA recientemente se alió con la empresa Hidrónica y con el CINVESTAV del Politécnico, para el desarrollo de un nuevo Sistema de Medición; el desarrollo le pertenece a la empresa y el sistema está ganando concursos por su combinación de calidad e impresión; en la última Feria de Innovación del CONACYT ganó el primer lugar. Es un mecanismo muy interesante: el desarrollo le pertenece a la industria, lo financia en su mayor parte el Consejo de Ciencia y Tecnología, junto con la Secretaría de Economía, y la universidad lo genera.
Ahora estamos a punto de firmar un consorcio para que una empresa explote una de nuestras tecnologías. Aunque se trata de información confidencial, podemos decir que estamos trabajando con empresas muy grandes (transnacionales) con las que estamos negociando la liberación de tecnología del Instituto.
- ¿Qué expectativas tienen con la reciente creación de la AMEXCID y con la promulgación de la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo?
PMA.- Estamos muy contentos de que ya exista una agencia dedicada a la cooperación. Hemos observado que la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA) tiene un esquema de trabajo muy fluido y exitoso con sus universidades. Si la AMEXCID pudiera adecuar ese esquema de vinculación, se abriría una “autopista” por la cual se podría transitar de un lugar a otro.
Tradicionalmente los recursos para cooperación internacional son muy limitados y están vinculados a acciones muy específicas, que no permiten un programa integral ni de largo plazo. Para nosotros la creación de la agencia es una oportunidad para tener un proyecto integral que implique la transferencia de tecnología en algún futuro próximo. Este proceso toma años, y si no se le da seguimiento, se puede diluir o sus resultados son muy limitados. Por eso esperamos que la agencia tenga un programa con un horizonte de largo plazo. Es importante.
México ya está fuera de algunas ventajas de financiamiento, pero los países subdesarrollados o con menos recursos tienen todas esas fuentes; lo que les falta es probablemente personal técnico que pueda implementar los programas y ayudar a aplicarlos: nosotros podemos cooperar con estos terceros países, pues en particular el Instituto tiene buen prestigio en Latinoamérica: se nos consulta, se nos invita. Hay muchos fondos en la región que incluso son subutilizados, con los que nos podemos financiar.
Gracias a los recursos humanos, el conocimiento y la experiencia en cooperación internacional, el IMTA fue designado como la entidad implementadora de los fondos del protocolo de Kioto para adaptación y cambio climático; esos recursos estaban ahí desde hace años y no se habían traído a México… Aunque las reglas para administrarlos son muy estrictas, el IMTA tiene experiencia no sólo técnica, sino administrativa, pues desde que nació manejaba esos fondos a través de los programas de FAO y Banco Mundial. Auditores y expertos economistas revisaron todo y encontraron que el IMTA es capaz de administrar esos fondos.
El instituto no ve la cooperación como un medio para atraer dinero a México, sino para llevar la tecnología, el conocimiento y el apoyo mexicanos hacia las regiones que son prioridad para nuestro gobierno, que son Centroamérica, Sudamérica y el Caribe.
- ¿Cuál es la aportación de este instituto a la gestión del agua?
PMA.- Estoy convencido de que el IMTA ha hecho una diferencia en este ámbito. No se pueden medir las contribuciones porque son fundamentalmente no cuantificables, intangibles; pero si no existiera el IMTA, la gestión del agua sería mucho menor que antes. Una cosa así podría hacerse en Centroamérica: un centro regional del agua… una cosa importante, grande, de impacto, en lugar de cincuenta plantitas de tratamiento… Imagínense un centro allá que pudiera realizar sus diagnósticos meteorológicos, que tuviera meteorólogos, radares, que pudiera mejorar la protección civil… cuántas vidas podría salvar un centro así, capaz de promover el buen uso de los recursos naturales; convencer a los pobladores de no seguir cultivando en laderas empinadas a 45 grados y acabándose los recursos naturales; un centro que pudiera participar en el diseño de sistemas de irrigación, de mejora de abastecimiento, que cuidara el tesoro maravilloso de Centroamérica, que son sus lagos… los cuales se están contaminando; yo creo que sería un proyecto muy interesante.
El problema del agua en esta región es cada vez más importante: estamos viviendo una sequía muy severa en el Norte de México, y además hay registros de sequías muy fuertes en Centroamérica. Cada vez es mayor el número de investigadores de historia, antropología y arqueología que dicen que la caída del Imperio Maya -que abarcaba esta región- es producto de una gran sequía. Si el cambio climático ocurre, puede haber un riesgo de sequías largas en Centroamérica y en México, como en muchos países del mundo. Pero si creamos las capacidades para irlo resolviendo, entonces vamos avanzando en la solución del problema, antes de que nos atropelle.
Fuente: Amexcid