Adriana Sánchez
Sin la existencia de políticas públicas que aseguren el abasto del agua, la situación que viven los estados del norte podría replicarse en la capital poblana para 2030, aseguró Alejandro Pérez Villaseñor, director de la carrera de Ingeniero en Desarrollo Sostenible (IDS) del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Puebla (ITESM).
El especialista argumentó que atraer inversión para el crecimiento del Estado, significa crecimiento poblacional, lo que representa mayor urbanización y por tanto, más demanda de agua potable.
“La explotación del agua en Puebla es resultado de lo que generan grandes asentamientos con buenas zonas industriales y comerciales, en Puebla, el consumo promedio por persona, es de 300 litros de agua lo cual podemos considerar como elevado”, añadió.
En este sentido, el académico planteó cuatro medidas preventivas: la recuperación de aguas de lluvia, mantenimiento a las plantas de tratamiento, eficiencia en el sistema de prevención a las fugas y crear una legislación de un uso responsable del recurso.
“Alrededor del 60 por ciento del agua de lluvia cae en el drenaje, por lo que se junta con las aguas negras; provocando que su tratamiento sea más difícil y costoso tanto económica como energéticamente, el 40 por ciento restante se logra rescatar al caer en terrenos y jardines abiertos que permiten la integración natural del agua a los ríos”, explicó.
Fuente: ngpuebla
