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Agua Agua e industria China se adelanta en el negocio del agua dulce

China se adelanta en el negocio del agua dulce

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El proyecto Beijiang, al sureste de Pekín, fortalecerá la pericia china en la desalinización, ajustará la economía, ayudará a construir una base industrial y, en el camino, disminuirá la escasez crónica de agua en Tianjin.

Dominando la orilla del mar Bohai en las afueras de esta ciudad, la Planta de Electricidad y Desalinización de Pekín es una maravilla de 26,000 millones de renminbis: un generador de temperaturas ultraelevadas, a carbón, con controles vanguardistas de la contaminación, del mismo nivel del equipo israelí avanzado que usa el calor sobrante para destilar agua de mar y producir agua dulce.

Solo hay un problema en la planta de 4,000 millones de dólares: producir el agua desalinizada cuesta el doble del precio en el que se vende. No obstante, el dueño del complejo, un conglomerado paraestatal llamado SDIC, está actuando para cuadruplicar la capacidad desalinizadora de la planta, con lo que será la más grande de China.

“Alguien tiene que perder dinero”, dijo Guo Qigang, el gerente general, en una entrevista reciente. “Somos una corporación paraestatal, y es nuestra responsabilidad social”. En algunos lugares, esto sería una locura económica. En China, es estrategia económica. Como lo hizo con los paneles solares y las turbinas eólicas, el gobierno está determinado a convertirse en una fuerza en otra industria más en ciernes, relacionada con el ambiente: suministrar agua dulce al mundo.

El proyecto Beijiang, al sureste de Pekín, fortalecerá la pericia china en la desalinización, ajustará la economía, ayudará a construir una base industrial y, en el camino, disminuirá la escasez crónica de agua en Tianjin. Que el dinero también se vaya como agua –al menos por ahora– no es una preocupación primordial. “Lo que impulsa a la política es más importante que lo que impulsa a la economía”, dijo Olivia Jensen, una experta en política china para el agua y directora de la consultoría basada en Singapur, Infrastructure Economics. “Si el gobierno central dice que la desalinización va a ser un área central y el dinero debería ir a la tecnología de la desalinización, entonces, así será”.

El gobierno lo ha hecho y así es. Por órdenes del gobierno, China se está convirtiendo rápidamente en uno de los mercados de crecimiento más grandes del mundo para el agua desalinizada. El objetivo más reciente es cuadruplicar la producción para el 2020, de los actuales 680,000 metros cúbicos diarios a cerca de tres millones de metros cúbicos, equivalentes a la producción de casi una docena más de plantas de 200,000 toneladas diarias, como la que se está expandiendo en Beijiang.

Se espera que con el plan quinquenal más reciente de China para el sector se ordene el establecimiento de una industria desalinizadora nacional, según Guo Yozhi, quien encabeza a la Asociación de Desalinización de China. Institutos en al menos seis ciudades chinas están investigando el desarrollo de membranas, la tecnología en el centro de las técnicas de desalinización más sofisticadas y rentables.

La Comisión Nacional para el Desarrollo y la Reforma, el organismo estatal de planeación de más alto nivel de China, está elaborando planes para dar trato preferencial a compañías nacionales que construyan equipo desalinizador o patenten tecnologías. Se habla de exenciones fiscales y préstamos a intereses bajos para alentar la producción interna.

Fuente: El Heraldo