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Predecir con más antelación la conversión de una tormenta tropical en huracán

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Los meteorólogos han sido testigos de grandes avances tecnológicos en los métodos para pronosticar la trayectoria potencial de las tormentas tropicales y los huracanes, pero hasta ahora han tenido poco éxito prediciendo la intensidad de estos fenómenos. Uno de los problemas principales a los que se enfrenta la comunidad de la meteorología tropical es predecir la intensificación rápida del fenómeno tormentoso, es decir cuándo una tormenta se va a transformar en un ciclón o huracán.

Una intensificación rápida significa, por ejemplo, que una tormenta tropical de fuerza moderada, fenómeno que puede afectar a una región pero sin tener repercusiones graves, se transforma en menos de 24 horas en un huracán de categoría 2 ó 3. En países donde no exista una política estricta de medidas de protección y evacuaciones preventivas, esta intensificación súbita puede provocar daños graves y hasta desgracias personales por la falta de previsión.

Por ejemplo, el Huracán Charlie que golpeó al sur de Florida en el 2004 fue anunciado inicialmente como una tormenta de categoría 1. Sin embargo, cuando llegó a la costa menos de 24 horas después, se había fortalecido hasta alcanzar la categoría 4, causando una catástrofe.

La dificultad de predecir la intensificación rápida se debe en parte a que ésta es consecuencia mayormente de procesos internos dentro de la tormenta, y no tanto a sistemas de vientos a gran escala que determinan la dirección de las tormentas, algo que se suele pronosticar mejor.

Las imágenes de satélite más usadas por los meteorólogos sólo muestran las nubes que están en la parte más alta de las tormentas, brindando poca información sobre lo que está pasando más abajo, dentro del sistema tormentoso.

Stephen Nesbitt y Daniel Harnos, de la Universidad de Illinois, basaron su estudio en imágenes de satélite obtenidas mediante microondas. Los satélites de esta clase se suelen emplear para estimar la precipitación, pero los investigadores se centraron en usar las imágenes de ese tipo para observar sistemáticamente la estructura y los cambios de intensidad de huracanes.

El equipo de investigación examinó datos de esta clase obtenidos de 1987 a 2008 para ver cómo los huracanes se comportaron en las 24 horas que precedieron a su intensificación rápida. Y encontraron patrones claros en la dinámica de las tormentas. En sistemas tormentosos comunes, se formaba un anillo simétrico de tormentas alrededor del centro del sistema, aproximadamente seis horas antes de que la intensificación empezara. A medida que el sistema se fortalecía y se iba transformando en un huracán, el anillo se volvía más definido todavía.

Fuente:  Sólo Ciencia