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Los contaminantes y el sistema Atoyac–Nexapa en Atlixco

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El municipio de Atlixco recibe aguas superficiales, principalmente, de dos fuentes hidrológicas diferentes que posteriormente se unen para continuar como parte del río Atoyac. Una de ellas es la subcuenca del Río Nexapa, la cual es regada por numerosas corrientes que provienen de las estribaciones del Iztaccíhuatl, siendo la principal el río Nexapa y que cruza por la mitad del valle de Atlixco.

 El río Nexapa, nace en la falda oriental del Popocatépetl a unos 20 kilometros al norte de la ciudad de Atlixco. Sobre su porción occidental, recibe aportaciones del río Cantarranas y de las barrancas La Leona y Cuescomate. La segunda fuente acifera, aunque no nace ahí, proviene de la presa Miguel Alemán Camacho, a través del canal de Portezuelo, donde el caudal de agua es de aproximadamente cuatro metros cúbicos por segundo de aguas trasvasadas del Atoyac1.

En un excelente artículo, Efraín Neri Jiménez, Efraín Neri Ramírez y Mauricio M. Mora Pérez exponen de manera simple y explicativa la disponibilidad, uso y aprovechamiento de los recursos hidráulicos en el estado de Puebla2. Al abordar el sistema de riego que irriga principalmente la zona de Atlixco e Izúcar de Matamoros, describen de forma detallada el grado de deterioro en que se encuentra los canales de riego y la estructura del sistema. De acuerdo a los investigadores, el sistema de riego Atoyac–Nexapa, como lo denominan ellos, cuenta con la suficiente infraestructura hidrológica para la operación y distribución de las aguas provenientes de estos ríos, sin embardo, la antigüedad, la falta de mantenimiento y rehabilitación son un obstáculo para su correcto funcionamiento.

De acuerdo con los autores, en 2003, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) realizó un diagnóstico para evaluar el grado de deterioro en que se encontraba la infraestructura hidroagrícola de la zona. El diagnóstico en aquel momento fue alarmante. Según fuentes oficiales, en 2008 se llevaron a cabo tareas de mantenimiento en las que se incluyeron, en la zona de influencia de Atlixco, la rehabilitación del túnel portezuelo, en el municipio de Santa Clara Ocoycan; el revestimiento del canal de San Bernardino Chalchihuapan y el entubamiento del canal de conducción de San Isidro Huilotepec, en el municipio de Atlixco. Esto, unido a otros tramos reparados en Izúcar de matamoros, implica una recuperación de 500 litros por segundo, lo que al año representan un total de 15 millones 768 mil metros cúbicos, para ser utilizados en aproximadamente 500 hectáreas, según las declaraciones oficiales.

De acuerdo con los autores de este excelente artículo, la calidad del agua del río Atoyac, la cual abastece la presa Manuel Ávila Camacho y aguas arriba a la presa Echeverría es muy pobre. Esta agua se clasifica como tipo 3 (Norma NOM–CCA–033–ECOL/1933). Que establece los límites máximos permisibles de contaminación en aguas residuales de origen urbano o municipal para su disposición mediante riego agrícola, lo que significa que no deben ser utilizadas para riego agrícola sin previo tratamiento, ya que contienen elementos tóxicos que pueden provocar enfermedades en animales y al ser humano, afectando en gran medida a toda la cadena agroalimenticia. Entre las principales sustancias químicas que se pueden detectar (empleando cromatografía de gases) se encuentran: plastificadores del tipo de los ftalatos, pesticidas como aldrín y compuestos policíclicos aromáticos como trifenilo y el crisano.

No requerimos ser muy científicos para elaborar nuestras propias conclusiones sobre la calidad del agua. Nuestra primera evaluación lo determina el color, el olor, su temperatura y en caso de que nos atrevamos, el sabor de esta. El agua no contaminada suele tener ligeros colores rojizos, pardos, amarillentos o verdosos debido, principalmente, a los compuestos húmicos, férricos o los pigmentos verdes de las algas que contienen. Sin embargo, aunque no se pueden establecer una relación clara entre el color y el tipo de contaminación, las aguas contaminadas reflejan el color de sus componentes y esto varía dependiendo del tipo de contaminación. Por ejemplo se le llama aguas negras aquellas con un alto contenido de material orgánico y de desperdicios humanos fecales. Su olor desagradable a azufre nos indica su alto contenido de sustancias reductoras como los gases de sulfuro de hidrógeno (que huele a huevo podrido, H2S). 

Sin embargo, no todos los contaminantes dejan rastro que uno pueda seguir. Algunos pesticidas, como es el caso del aldrín, pueden pasar desapercibidos ya que no se disuelven en el agua. Hay tres grupos principales de insecticidas orgánicos sintéticos: los organoclorados, los organofosforados y los carbamatos. Para nuestro ejemplo hablaremos de los organoclorados. El pesticida organoclorado más ampliamente conocido es el DDT. Este tipo de pesticida tiene dos propiedades que lo hacen ser particularmente perjudiciales para las cadenas alimenticias. Son muy persistentes, lo que significa que duran largo tiempo en el medio ambiente antes de descomponerse en otras sustancias y son solubles en disolventes hidrocarbonados, lo que significa que se acumulan fácilmente en los tejidos grasos.

La acumulación de pesticidas organoclorados en tejidos grasos significa que los organismos en niveles tróficos sucesivamente altos en una cadena alimenticia están consumiendo alimentos con progresivas concentraciones de pesticida. Un ejemplo es cunado la vaca come pasto con pesticidas organolcorados su grasa absorbe el pesticida, si una persona come su carne absorberá una mayor cantidad del pesticida acumulándola en su cuerpo. Entre varios organoclorados se encuentran el aldrín y el dieldrín y el endrin, el eldosulfón y el kepone yotros. Estudios en animales muestran que el dieldrín provoca cáncer de hígado, el aldrín, el dieldrín y el endrin son causa de defectos de nacimiento en hámsteres y ratones3.    

El aldrín y dieldrín son los nombres técnicos de dos compuestos estructuralmente similares que se usaron como insecticidas. Se puede encontrar aldrín y dieldrín en el suelo, el agua o en viviendas donde se usaron estos compuestos para matar termitas. Las dos sustancias químicas se tratan juntas porque el aldrín se transforma en dieldrín cuando entra al ambiente o al cuerpo. El aldrín no es tóxico a los insectos, hasta que lo oxidan a la forma dieldrín que es el compuesto activo. Se puede encontrar dieldrín en lugares donde originalmente se liberó aldrín debido a que la luz solar y las bacterias pueden transformar al aldrín a dieldrín en el medioambiente.

La mayor parte del dieldrín se adhiere a sedimentos en el fondo de lagos, lagunas y arroyos. Para la mayoría de la gente, la exposición a estas sustancias ocurre cuando se consumen alimentos contaminados con cualquiera de ellas. La exposición a estas sustancias también ocurre cuando se toma agua, respira aire o entra en contacto con suelo contaminado en sitios de desechos4. El agua que trae el río Atoyac, proveniente del embalse de Valsequillo, es muy peligrosa.

Fuente: La Jornada