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Las antiguas redes de agua resucitan en el Mediterráneo

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Años de sequía habían agotado las antiguas redes de agua del perímetro Mediterráneo. Pero con el retorno de las lluvias desde hace 5 años, el patrimonio del agua reaparece. El agua canta como los nombres de las obras en las cuales corre de nuevo: khettaras en Marruecos, foggaras en Argelia o también qanâts en Irán, las galerías drenantes subterráneas constituyen el ejemplo más característico y el más original de esta reconquista de las instalaciones ancestrales por parte de las poblaciones locales.

Como lo muestran los investigadores del IRD y sus contrapartes( 1), estas “minas de agua” en pleno desierto que en su mayoría habían sido abandonadas, hoy en día son rehabilitadas por los habitantes de los oasis. Estos últimos ahora invierten nuevamente en el mantenimiento de las khettaras y en la agricultura, principalmente, los jóvenes que vuelven nuevamente al medio rural frente al desempleo al cual se vieron confrontados en la ciudad. Una apuesta arriesgada ante la incertidumbre climática, pero asumida para reactivar la acción colectiva y hacer suyas nuevamente las normas de acceso al agua, en miras precisamente a una nueva escasez posible en los próximos años.

Alrededor de toda la cuenca Mediterránea, el patrimonio del agua ancestral está renaciendo. Desde hace cinco años, el retorno del agua devuelve a sus antiguas construcciones sus aires de nobleza. Un equipo de investigación del IRD y sus contrapartes( 1) demostraron que las poblaciones locales retoman estas instalaciones, abandonadas durante los años de sequía.

Entre las cuales, los sistemas más característicos de esta restauración, los más originales y los más elaborados, permanecen siendo las galerías drenantes subterráneas( 2), conocidas desde la Antigüedad bajo el nombre de khettaras en Marruecos, de qanât en Irán o también de foggaras en Argelia. Este tipo de minas de agua son resultantes de una técnica ancestral, desarrollada a gran escala a partir del siglo XII en el Magreb para crear artificialmente los oasis saharianos.

Una alta tecnicidad para estas obras seculares

Como su nombre lo indica, las galerías permiten absorber el agua de la capa freática. El principio de construcción confirma un conocimiento manifiesto y subraya el gran control técnico que poseían. Consiste en cavar en un relieve una galería subterránea, hasta interceptar una capa de agua poco profunda (véase esquema). Ligeramente inclinado hacia abajo, el conducto permite entonces traer el agua del acuífero por gravedad hasta la salida al pie del relieve, con un caudal más o menos constante.

Desde la superficie del suelo, solamente la alineación de los pequeños conos de tierras característicos sobre varios kilómetros, da prueba de la existencia de tales obras bajo nuestros pies: se trata de los pozos sucesivos de evacuación de escombros que jalonan el conducto, distantes de aproximadamente 30m, y que sirven posteriormente de acceso para el mantenimiento de este último.

El ejemplo de Marruecos

Las galerías pueden alcanzar de 5 a 20 km de longitud sobre 2 a 4m de alto y apenas 50cm de ancho, como en la provincia del Tafilalet en Marruecos, en la región de Meknès, donde se concentraron más concretamente los trabajos de los investigadores y en donde las khettaras se conservaron mejor. En total, 450 se contabilizaron en esta zona. Excavadas a finales del siglo XVIII o principios del Siglo XIX hasta en 1950, permitieron a una población de alrededor 600.000 habitantes, de los cuales 75% viven principalmente de la agricultura, desarrollarse en esta extensa región al pie del Atlas, cercada entre la montaña y el Sahara.

El renacimiento de las galerías

Pero durante la segunda mitad del siglo pasado, la modernización de la hidráulica pública, principalmente con la construcción de presas, y el desarrollo de perforaciones privadas debilitaron las khettaras. Estas redes modernas vinieron a superponerse a las obras tradicionales, sobre el método del refuerzo o la competencia, y se inutilizaron un gran número de galerías drenantes. Luego, las grandes sequías que prevalecieron en los años setenta y de 1995 a 2005 vinieron a agotar a su vez el sistema de khettaras . Hace cinco años, sólo algunas decenas de galerías estaban aún en actividad permanente.

Pero desde mayo del 2006, la lluvia abundante y regular está de regreso. La capa abastece de nuevo zona arriba la fuente de algunas galerías que parcial o completamente se habían abandonado. Los habitantes entonces decidieron rehabilitarlas. En cinco años, en Jorf, al oeste del Tafilalet, cerca de 50 conductos han sido reacondicionadas y puestos en marcha gracias a estas iniciativas colectivas. En adelante, las autoridades hidráulicas y políticas locales y regionales trabajan también en este sentido y proponen un esquema de rehabilitación de las khettaras .

Este nuevo avance de su patrimonio del agua permite a las poblaciones volver a invertir en la agricultura oasiana, y en particular aquellos que vuelven de la ciudad como consecuencia, principalmente de problemas de desempleo encontrados en medio urbano. De hecho, recientemente, numerosos jóvenes vuelven a los oasis para trabajar en la restauración y el mantenimiento de las khettaras .

Tal como ocurre con los habitantes de los oasis, las poblaciones alrededor del Mediterráneo rehabilitan las antiguas redes de distribución de agua, como las del AltoAtlas marroquí, los Alpes, los Pirineos o también de la montaña libanesa que hace revivir los asombrosos paisajes de terrazas que moldearon durante los últimos siglos.

Sin embargo una incertidumbre persiste: ¿el retorno del agua es sostenible? Difícil afirmarlo por los científicos. Pero es precisamente en lo que apuestan las sociedades rurales. Al no querer más explotaciones individuales de las aguas subterráneas por bombeos incontrolables, éstas reactivan la acción colectiva con el fin de establecer una nueva justicia del acceso al agua… en la perspectiva de una nueva posible carencia de agua en los años futuros.

1. Estos trabajos se realizaron en asociación con los profesores-investigadores de la Universidad Cadi Ayyad de Marrakech y la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de Agadir.

2. Una solicitud de inscripción de los khettaras como patrimonio material e inmaterial de la humanidad se ha sugerido ante la UNESCO en el marco del día del “agua y cultura” del 9 de diciembre de 2010. l’Unesco dans le cadre de la journée « eau et culture » du 9 décembre 2010.

Fuente: IRD