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La mujer, clave para consolidar una nueva cultura del agua

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En los hogares, la mayoría de los cuales están a cargo de las mujeres, el agua es un elemento indispensable. Las mujeres son quienes más se preocupan por conservar el agua y llevarla a los hogares, a pesar de que para esto, ellas y sus hijos tengan que caminar kilómetros. Las mujeres deben aprovechar los espacios ganados en los círculos social, político y económico, para exigir mejores servicios hídricos, fomentar una cultura del cuidado del agua e incidir en las políticas públicas en materia hídrica.

Las mujeres mexicanas, como muchas en el mundo, tienen un conocimiento y experiencia particular para inculcar nuevos hábitos y valores sobre el uso del agua en el país, debido a que son ellas quienes padecen, de manera directa, tanto la carencia como el exceso, afirmó José Luis Luege Tamargo, Director General de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) al celebrar el Día Internacional de la Mujer.

Destacó que como líderes del hogar, asociaciones, grupos sociales y políticos, las mujeres tienen el poder de contribuir al fortalecimiento de una cultura del agua basada en el ahorro, los buenos hábitos y el cuidado del agua. Pues son precisamente ellas quienes tienen mayor conciencia de la importancia de este líquido vital, ya que históricamente han padecido y siguen padeciendo de manera muy cercana la carencia o abundancia de agua.

Y es que en los hogares, la mayoría de los cuales están a su cargo, el agua es un elemento indispensable para cumplir las tareas que socialmente se les han adjudicado a lo largo de la historia y por las cuales, injustamente, no reciben contribución alguna.

Para las mujeres el agua es una prioridad, pues sin ella es imposible mantener la salud, el bienestar e incluso la unidad de la familia. Por ello, son ellas quienes más se preocupan por conservar el líquido, por llevarlo hasta los hogares a pesar de que para esto, ellas y sus hijos tengan que caminar kilómetros principalmente en algunas regiones de difícil acceso.

Cuando hay carencia de agua en los hogares, explicó, las mujeres tienen que recurrir a las fuentes alternas como ríos, lagos, lagunas, pozos lejanos o pipas, las cuales están geográficamente lejanas o exigen un pago exorbitante por el líquido. Por eso son ellas quienes tienen mayor conciencia de que no hay agua más cara que la que no se tiene.

Pero las mujeres no sólo padecen la falta de agua, también son las más vulnerables ante el exceso que dejan los ciclones. Al mantenerse en el hogar, son ellas quienes se encuentran en los sitios de mayor riesgo ante inundaciones y fenómenos hidrometeorológicos.

Ante esta situación, las mujeres mexicanas no sólo han demostrado que pueden enfrentar y sobreponerse a las situaciones adversas, sino que tienen la voluntad y la fuerza a contribuir en la recuperación de los sistemas hídricos. Un ejemplo de ello son las mujeres que operan pequeñas Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales en Tula, Hidalgo, con el fin de utilizar el agua saneada en invernaderos donde producen diversos cultivos de alto valor comercial. Así, estas mujeres contribuyen al saneamiento de las aguas negras, hacen un uso eficiente de las tratadas y generan ingresos fundamentales para sus familias.

Otro ejemplo, son las mujeres de Xochimilco, quienes preocupadas por el saneamiento de la región y conscientes de la necesidad de económica, fueron apoyadas por la Conagua a través del Programa de Empleo Temporal, para que conformaran brigadas de saneamiento y recuperan algunos de los tradicionales canales de la demarcación, con lo que contribuyeron de manera importante a que se tuvieran mejoras ambientales e ingresos familiares.

Ante este ímpetu, Luege Tamargo les hizo un llamado a que aprovechen cada uno de los espacios ganados en los círculos social, político y económico, con el fin de que se involucren en la creación e implementación de políticas públicas como la Agenda del Agua 2030, la cual aún está en formación y con la que se busca alcanzar la sustentabilidad hídrica nacional a largo plazo.

Al mismo tiempo, las mujeres deben contribuir en la exigencia de servicios hídricos de calidad, fomentar una cultura del cuidado del agua desde las primeras etapas de la vida inculcando hábitos de ahorro y buen uso de este líquido, e incidir en las políticas públicas en materia de agua, las cuales deben ser de largo plazo y respetar el principio de sustentabilidad ambiental.

Finalmente, Luege Tamargo consideró esencial la participación de las mujeres en la administración de los recursos hídricos, pues sin ellas no se lograrán los avances reales que el país necesita en materia hídrica para consolidar la eficiente administración del vital líquido, así como garantizar la existencia del vial líquido para las futuras generaciones.

Fuente: CNA