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Sociedad del conocimiento Las comunidades académicas de México son heroicas al sobrevivir épocas de escaso apoyo

Las comunidades académicas de México son heroicas al sobrevivir épocas de escaso apoyo

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México participa en uno de los más grandes proyectos científicos de nuestros tiempos: el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), pero más allá de los esfuerzos individuales entre investigadores e instituciones, ¿cuál es el pulso de México en el concierto internacional en el área de física de altas energías y de algunas otras áreas relacionadas?

 El investigador del Cinvestav, Gerardo Herrera, uno de los principales promotores de la participación mexicana en el LHC, y colaborador de Crónica, apunta cuál es el papel del país en este ramo, que si bien aún pequeño, forma importantes grupos académicos que en el futuro podrían volver al país en uno de referencia.

—¿Cómo visualiza el nivel de la investigación de científicos Iberoamericanos en general en lo que respecta a su experiencia?

—En Latinoamérica se dedica en promedio el 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a ciencia y tecnología. Los asiáticos destinan casi 10 veces más, es decir el cuatro por ciento. Sólo Japón, de manera aislada, registra 100 mil veces mas patentes que Latinoamérica. Esto nos da una rápida y contundente visión de las cosas.

La actividad científica en Latinoamérica está representada básicamente por cuatro países. Según un estudio reciente (F. Collazo, M. A. Pérez, J.M. Russell) solo entre Brasil, México, Argentina y Chile se publicó el 90 por ciento de los artículos científicos en las últimas tres décadas (de 1973-2005).

Pero, decir Iberoamérica incluye España, país que en los últimos años ha construido una Fuente de Luz Sincrotron en Barcelona con una inversión de 250 millones de euros que es miembro del Consejo Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) y que ha incrementado considerablemente su nivel científico y tecnológico en los últimos años. Es pues difícil hablar del nivel de la investigación científica en Iberoamérica cuando las diferencias son tan grandes.

—De manera particular, ¿cómo ve el nivel de la investigación de científicos iberoamericanos dentro del ramo de la física, y su especialidad: física de altas energías?

—Si nos enfocamos en la parte de Latinoamérica representada por Brasil, México, Argentina y Chile podríamos decir que existen áreas de investigación de excelente nivel en física.

En particular en este grupo la actividad más intensa se lleva a cabo en astronomía y astrofísica donde se publica casi una cuarta parte de todos los artículos publicados en estas últimas tres décadas, pero que en términos de impacto se lleva casi la tercera parte de las citas a sus artículos.

Los grupos de Latinoamérica y España en el área de Física Experimental de Altas Energías se encuentran en etapa de formación. Los grupos son pequeños y con grandes carencias, pero han venido haciendo una labor muy respetable al involucrarse en los grandes proyectos con niveles de responsabilidad cada vez mayores.

En el caso de México la comunidad experimental de altas energías no llega a los 50 investigadores, pero aún así la comunidad se ha logrado colocar en dos de los experimentos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en ingles). Es el único país de Latinoamérica que desarrolló detectores en sus laboratorios para instalarlos en el CERN.

—¿Cómo matizaría el crecimiento de México en el ramo en comparación con otras naciones?

—México presenta un atraso enorme en el área cuando lo comparamos con países europeos, con los EU, Japón o China. Las comunidades académicas de México sin embargo son heroicas al sobrevivir épocas de escaso apoyo a sus actividades y lograr avances aun cuando no existe una política orientada a dar continuidad e incentivar, de manera razonada, tal o cual área científica o tecnológica.

El Estado mexicano no considera a la ciencia ni a la tecnología como temas prioritarios para el desarrollo del país, puesto que se piensa que existen asuntos más urgentes para ser atendidos.

—Dentro del CERN, ¿cómo es la participación de científicos iberoamericanos?

—España es un país miembro de CERN y desde hace años ha venido incrementado su participación en términos de la cantidad de recursos humanos y de responsabilidades.

La participación de Latinoamérica en CERN es muy incipiente.

Sólo México logro colocarse en el proyecto Gran Colisionador de Hadrones con el diseño, construcción y operación de detectores. Ningún otro país participa a este nivel en el LHC de Iberoamérica. Si bien todos los experimentos del LHC cuentan con participación de grupos de Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú, estos lo hacen con un nivel de responsabilidad menor al que tienen los grupos actores en la construcción.

—Aún así habrá grupos que en su contexto nacional, o con sus limitaciones, han destacado más.

—Brasil está presente en todos los experimentos del LHC (ATLAS, CMS, LHCb y ALICE). También participan en otros experimentos del CERN y tiene grupos trabajando en Fermilab, y otros laboratorios. Es sin duda el país de Latinoamérica con la comunidad de científicos más grande.

Brasil es sin dudad el país con una mas larga tradición y con mayor agresividad en su política de apoyo a la ciencia. Brasil discute en este momento la posibilidad de convertirse en país miembro del CERN.

México ha desarrollado un buen número de grupos, en varias instituciones se ha venido construyendo una infraestructura que comienza a madurar pero en el país tenemos siempre el problema de la continuidad. En México ni los carriles de las calles tienen continuidad.

Por supuesto España se ha desarrollado enormemente en los últimos años y lleva sin duda el liderazgo en muchas de las aéreas.

—¿Qué le hace falta a México para destacar en el ramo?

—México destaca y puede seguir destacando gracias a la imaginación de sus investigadores. Para convertir esto en un logro de sistema, y no en el logro de un grupo con mucha determinación, es necesario cambiar la manera de hacer las cosas.

Debemos aumentar la planta de investigadores en el ramo (con todos los investigadores existentes en México en el área de física experimental de altas energías no llenaríamos ni una sección de una industria alemana que construye aceleradores). Es necesario invertir en grandes proyectos y ser ambiciosos.

—Aún así habrá grupos de consolidación que se forman en el país.

—Se han hecho ya ejercicios en el sentido de ubicar grupos consolidados con el fin de impulsar cierto tipo de proyectos. Un ejemplo, que es además emblemático, se dio en 2001 con los llamados Proyectos Iniciativa Científica del Milenio con los que se busco apoyar a grupos consolidados que catalizaran el desarrollo de sus actividades en otras instituciones.

Nuestro grupo en Cinvestav fue apoyado con un proyecto de Milenio, el que nos permitió adquirir la responsabilidad de construcción ante CERN.

En México existen grupos de gran nivel en varias instituciones. Algunos son aun pequeños en número de investigadores, pero con gente de gran de primera. En altas energías tenemos grupos en las universidades de Puebla, Michoacán, San Luis Potosí, Guanajuato y Sinaloa. En los institutos de Física y Ciencia Nucleares de la UNAM; así como en el Cinvestav.

—El LHC y el CERN se ofrecen como el proyecto para cultivar cada vez más el ramo

—El LHC es una excelente oportunidad para cultivar el área de Altas Energías en México. Es una escuela donde a lo largo de 15 años hemos formado gente, con la que se han formado grupos.

El trabajo en CERN nos ha proyectado al exterior y la gente ha establecido contacto con grupos de Europa. El CERN nos ofrece una infraestructura de laboratorios inigualable. Nuestros jóvenes están en contacto con lo más avanzado y con los expertos en cada área de las que muchas que se cultivan en el CERN. Cada uno de estos proyectos es una escuela en la que traemos mucho al país en términos de experiencia y know how.

Fuente: La Crónica