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Agua Investigación y agua La nueva isla de hielo, un peligro para la navegación

La nueva isla de hielo, un peligro para la navegación

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José Manuel Nieves / MADRID

La isla, que tiene una superficie de 260 kilómetros cuadrados, se dirige hacia el Estrecho de Nares

Las dos imágenes que acompañan estas líneas fueron tomadas por la Nasa los pasados 28 de julio y 5 de agosto. Ambas muestran el glaciar Petermannn, en Groenlandia, del que la semana pasada se desprendió una enorme isla de hielo.

En las fotos se puede comprobar cómo el inmenso bloque helado, de 260 kilómetros cuadrados, empieza su largo viaje hacia el sur. Un trayecto que, según los expertos, puede resultar muy peligroso para las plataformas petrolíferas y para las líneas de navegación.

En uno de los peores escenarios dibujados or los investigadores, enormes bloques de hielo podrían alcanzar aguas muy transitadas, las mismas en las que otro iceberg desprendido de Groenlandia provocó el hundimiento del Titanic en 1912. "Es tan grande -afirma Jon-Ove Methlie Hagen, de la Universidad de Oslo- que resulta imposible impedir que vaya a la deriva".

Los científicos intentan ahora predecir cuál será la trayectoria de la enorme plataforma helada, que actualmente se mueve hacia el Estrecho de Nares (que separa Groenlandia de Canadá) y la isla Ellsemere.

La cuestión ahora es saber si la isla helada alcanzará el estrecho antes o después de la llegada de las primeras heladas invernales, que comenzarán el mes que viene. Si la plataforma llega a Nares antes, entonces nada impedirá que las corrientes la empujen hacia el sur, siguiendo la costa este de Canadá hasta alcanzar unas aguas en las que abundan las plataformas petrolíferas y la navegación comercial. Y es ahí donde la isla puede empezar a ser realmente peligrosa.

El Canadian Ice Service estima que el viaje puede durar uno o dos años, durante los que, además, es muy posible que la plataforma se rompa en varias "islas" diferentes a causa de la acción del viento, el oleaje y un mar cada vez más cálido a medida que el bloque avanza hacia el sur.

Si eso sucede, el peligro sería aún mayor, ya que los fragmentos serían también de gran tamaño. El hecho de que lleguen icebergs desde el Ártico no es una novedad en estos mares. Lo que es poco habitual es el tamaño de este coloso de hielo, el mayor del que se tiene constancia desde el año 1962.

Fuente: MADRID