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Agua Investigación y agua El simulador de nubes

El simulador de nubes

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En la ciudad de Leipzig, Alemania, se encuentra un discreto edificio que apenas se destaca por su torre central de 16 metros de altura. Muchos ignoran que en su interior existe un equipamiento ultra sofisticado, que incluye un tubo de acero de ocho metros de extensión y del grosor de un lápiz, con el que se fabrican nubes de laboratorio.

La instalación, denominada oficialmente Simulador de Interacciones entre Aerosoles y Nubes de Leipzig (Lepizig Aerosol Cloud Interaction Simulator – LACIS) fue inaugurada en 2006 luego de siete años de planificación y construcción, y sus primeros resultados ya están apareciendo en las principales publicaciones cientí­ficas. De esta manera, finalmente se cumplió el sueño de numerosos investigadores: poder analizar las nubes dentro de un laboratorio.

El simulador permite a los cientí­ficos analizar los procesos en los que las gotas de vapor de agua interactúan con partí­culas de diferentes orí­genes en la atmósfera (conocidas como aerosoles). Si se logra comprender mejor estos procesos, los investigadores esperan descubrir cómo afectan las capas nubosas al clima -y viceversa- y cómo pueden alterarse estos efectos en el futuro debido a la intervención de los seres humanos.

Según el fí­sico de la atmósfera Raymond Shaw, “la vinculación entre los aerosoles y las nubes es una de las principales incógnitas para determinar los cambios climáticos. Estudiar la interacción entre los aerosoles y las nubes, así­ como dónde, cuándo y por qué se forman las gotas de agua, es crucial. Y es por ello que el LACIS resulta tan importante.”

Hasta ahora, para el estudio de las nubes se recurrí­a a helicópteros y aviones dotados del instrumental correspondiente. Esto resultaba muy costoso y además se dependí­a de los caprichos del tiempo para aprovechar el momento oportuno. En cambio, el LACIS resuelve todos esos inconvenientes, simulando el desarrollo de las gotas nubosas de forma dinámica.

Por un delgado tubo de un centí­metro y medio de diámetro, se hace pasar una corriente de aire que contiene partí­culas de aerosoles, a través de diferentes condiciones que simulan los cambios climáticos. La temperatura puede fijarse entre los -50º C y los 20º C con una precisión de 0.01º C, y la humedad se puede calibrar con un minúsculo margen de error del 0.1%. Una serie de espectrómetros ópticos, colocados en diferentes secciones del tubo, analizan la cantidad y el tamaño de las gotas de agua que pasan por su interior.

El estrecho diámetro del canal ayuda a los investigadores a medir sólo una partí­cula o gota por vez mediante el espectrómetro. De esa manera se puede estudiar en detalle cómo diferentes partí­culas orgánicas e inorgánicas interactúan con las nubes a distintos grados de temperatura y humedad. Con esta información, los cientí­ficos son capaces de determinar el crecimiento máximo de una nube en el exterior bajo las mismas condiciones meteorológicas, y pueden medir además la cantidad de luz solar reflejada; un análisis fundamental en los estudios sobre el cambio climático.

Fuente: nuestroclima.com