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Poca Eficacia y Alto Riesgo en Un Método de Geoingeniería Oceánica Para Capturar CO2

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Un método propuesto para reducir el dióxido de carbono en la atmósfera y mitigar el calentamiento global consiste en bombear agua rica en nutrientes desde cierta cota de profundidad en el mar para promover el crecimiento de algas en las aguas donde llega la luz solar. Sin embargo, un nuevo estudio pone en entredicho los beneficios de tal estrategia.

La investigación ha sido dirigida por el profesor Andreas Oschlies del Instituto Leibniz de Ciencias Marinas en Kiel, Alemania, y en ella también ha intervenido Andrew Yool del Centro Nacional de Oceanografía, en Southampton, Reino Unido.

Si las políticas gubernamentales internacionales no logran reducir las emisiones de dióxido de carbono hasta los niveles necesarios para mantener dentro de límites soportables los impactos del cambio climático inducido por los humanos, será necesario pasar a un "Plan B". Esto implicaría adoptar una o más estrategias de geoingeniería a gran escala, que han sido propuestas como un medio potencial para reducir el incremento del dióxido de carbono en la atmósfera.

Una de estas posibles estrategias es modificar los océanos para facilitar la absorción a largo plazo del dióxido de carbono de la atmósfera. Se ha sugerido que esto se podría lograr bombeando agua rica en nutrientes desde una profundidad de varios cientos de metros para fertilizar el crecimiento del fitoplancton, las pequeñas algas marinas que dominan la producción biológica en las aguas superficiales.

El objetivo sería imitar los efectos del ascenso natural de las aguas en el océano e incrementar la absorción del dióxido de carbono atmosférico realizada por el fitoplancton a través del proceso de fotosíntesis. Una parte del dióxido de carbono atrapado iría a parar a las profundidades oceánicas cuando el fitoplancton muriese y se hundiera, lo que quitaría de la circulación al CO2 por un periodo de cientos o miles de años.

En un estudio anterior, del cual Yool fue el autor principal, se utilizó un modelo de circulación general oceánica para concluir que se necesitaría colocar literalmente cientos de millones de tuberías para lograr un efecto significativo sobre el calentamiento global. Pero incluso si las dificultades técnicas y logísticas para desplegar ese colosal número de tuberías pudieran superarse, ¿qué cantidad concreta de dióxido de carbono se podría absorber, al menos en teoría, y con qué riesgo?

En el nuevo estudio, las simulaciones muestran que, bajo los supuestos más optimistas, se podría capturar una cantidad de dióxido de carbono de tres gigatoneladas por año. Esto está por debajo de la décima parte de las emisiones anuales antropogénicas de dióxido de carbono, las cuales actualmente son de 36 gigatoneladas por año. Una gigatonelada son mil millones de toneladas.

Por otra parte, cuando los sistemas de bombeo se desconectaron en la simulación informática, la cantidad de dióxido de carbono atmosférico y las temperaturas en la superficie se elevaron rápidamente hasta niveles incluso mayores que los de las simulaciones de control sin sistemas de bombeo artificiales. Este preocupante hallazgo sugiere que habría severas repercusiones medioambientales adicionales a las inherentes al funcionamiento normal de un sistema de este tipo si alguna vez fuese necesario apagarlo por razones imprevistas.

Fuente: amazings.com