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Físicos vallisoletanos trabajan en el almacenamiento de hidrógeno en materiales nanoestructurados

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CGP/DICYT
El Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de Física de Nanoestructuras de la Universidad de Valladolid trabaja en el almacenamiento de hidrógeno en materiales nanoestructurados con el fin de que este gas pueda utilizarse como combustible para automóviles.

María José López, una de las investigadoras del grupo, ha explicado los avances en esta línea en la XI Escuela de Materiales Moleculares que se celebra estos días en la localidad vallisoletana de Peñafiel y que cuenta con la presencia de más de 90 expertos a nivel nacional.


Según ha apuntado en declaraciones a DiCYT, el hidrógeno es una buena alternativa a los combustibles tradicionales como la gasolina, ya que no contamina. “No emite CO2 al ambiente, sólo vapor de agua”, recuerda la científica, quien advierte que para poder utilizarlo primero hay que buscar una forma adecuada de almacenarlo en el coche, un problema que aún “no está resuelto”. Una posibilidad radica en utilizar hidrógeno líquido, cuya temperatura es de 253 grados, lo que también tiene sus inconvenientes. Por ejemplo, si no se aisla convenientemente, se evapora de forma apresurada.
El Grupo de Física de Nanoestructuras se centra en otras posibles formas de almacenamiento, como llevar el hidrógeno absorbido en un material. “Los materiales que presentan las mejores características para la absorción de hidrógeno son los nanoestructurados que tienen poros de tamaño nanométrico, es decir, de una mil millonésima parte del metro”, puntualiza.


En su ponencia, María José López ha detallado los avances en este tipo de materiales, en concreto en dos: los carbonos derivados de carburos metálicos (CDC) y los armazones órgano-metálicos (MOF, por sus siglas en inglés). “Son materiales muy ligeros, su densidad es menor que la del agua, y como tienen poros, el hidrógeno los aprovecha para ocuparlos. Estos materiales almacenan una cantidad bastante grande a temperaturas muy bajas (criogénicas) pero a temperatura ambiente, que es a la que lo queremos utilizar, la cantidad de hidrógeno que acumulan todavía es muy pequeña”, subraya.


De este modo, investigan cómo modificar estos materiales para que también a temperatura ambiente almacenen una cantidad de hidrógeno suficiente para su aplicación en automoción. El fin último es lograr una autonomía similar a la de los coches actuales, o lo que es lo mismo, que la cantidad de energía que se extraiga del hidrógeno sea parecida a la que se obtiene de la gasolina, y todo ello con tanques que pesen y ocupen un volumen semejante a los existentes.

Catalizadores de tamaño nanométrico.


El grupo, que pertenece al Departamento de Física Teórica, Atómica y Óptica de la Facultad de Ciencias, se centra en sistemas nanoestructurados, unos sistemas “que tienen propiedades distintas a los materiales convencionales a escala macroscópica”, precisa la investigadora. Además de la línea de investigación en almacenamiento de hidrógeno, el equipo de científicos trabaja en catálisis, en particular en “catálisis heterogénea en catalizadores de tamaño nanométrico”.

En este sentido, estudian cómo distintos materiales pueden catalizar reacciones de interés industrial aprovechando cómo modifican sus propiedades en tamaño nanométrico. Uno de los materiales que analizan es el oro, un metal noble cuyas nanopartículas “pueden impulsar ciertas reacciones químicas debido al cambio tan importante que experimentan sus propiedades dependiendo de que se tenga en un estado de agregación sólido macroscópico o en nanopartículas”.

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