La metodología propuesta por el ITA resulta de especial interés para mejorar la eficiencia energética y medioambiental de estas redes de distribución, ya que cuantifica la energía consumida por la red. De este modo, se evalúa la energía entregada al usuario final (energía útil), así como la disipada por fricción en tuberías o en válvulas y la que escapa del sistema a través de las fugas (energía perdida). Con esta herramienta, se puede evaluar la cantidad de energía perdida y a partir de esta información delinear las directrices futuras para reducir el consumo energético en la red de distribución.
Esta nueva herramienta permite determinar la energía invertida en la red de distribución y cuantificar la energía perdida en fugas. Lógicamente, el interés por reducir las fugas en una red de distribución aumenta si la huella energética del agua (la energía invertida desde su detracción del medio natural hasta su inyección en la red) es elevada, como ocurre por ejemplo en agua procedente de trasvase o desalada. Esta nueva metodología será aplicada en tres ciudades de la Toscana italiana: Ponsacco, Altopascio y Castelfiorentino. Para ello se ha firmado un convenio con la compañía que opera en el entorno de Pisa.
A escala local, ya existe un convenio para determinar la energía consumida en todo el ciclo urbano del agua en la ciudad de Valencia. En la etapa de distribución, se calculará la energía consumida con la propuesta desarrollada por este grupo de investigación.
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