MÉRIDA, Yuc.— Fascinantes atractivos turísticos, los dos mil 500 cenotes que se encuentran en Yucatán son parte del acuífero más importante del país y única y milenaria fuente de líquido potable disponible en la península, ahora en peligro de contaminarse por falta de una apropiada legislación.
Según el gerente regional de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Sergio Chan Lugo, es necesario y urgente legislar a nivel federal para regular y proteger esos pozos de la contaminación proveniente de las playas y de las aguas residuales que arrojan las ciudades. El funcionario indicó que debido a la conformación rocosa caliza de la península de Yucatán se permite la creación de una red hidráulica natural conectada con ríos subterráneos, que de manera constante abastecen de agua a los cenotes que constituyen uno de los principales atractivos turísticos en la región.
Sin embargo, la falta de una legislación adecuada que aplique restricciones y prohibiciones, además de condicionar el uso y aprovechamiento de esas maravillas, podría poner en riesgo la calidad del agua que aún se mantiene limpia en esos depósitos. Cenote proviene del vocablo maya “dzonot”, que significa “agujero o cavidad con agua”. A la fecha se han detectado al menos dos mil 500 de ellos distribuidos por toda la península, en especial en la zona central. Esos depósitos de agua se concentran en su mayoría a lo largo de una formación geológica que se desplaza desde Tulum, Quintana Roo, para cruzar territorio de Yucatán hasta Campeche, y disminuye el número hacia el sur de la península.
Los cenotes de Yucatán están clasificados en tres tipos de acuerdo con su forma y tamaño, directamente relacionadas con la edad, por lo que los más antiguos están totalmente abiertos y los más recientes mantienen todavía intacta la cúpula que los cubre. Los cenotes subterráneos o de gruta son por lo general circulares y está cubiertos por una bóveda, aunque con aberturas por donde se filtran los rayos del sol generando una atmósfera multicolor de luces y sombras en su interior. Los abiertos son profundos. Uno de los más representativos es el Cenote Sagrado en Chichén Itzá, que tiene forma cilíndrica y con caída libre de algunas decenas de metros hasta el espejo de agua.
También están los abiertos a flor de tierra, rodeados de una espesa vegetación y una enorme diversidad de flora y fauna, por lo que casi siempre se les confunde con aguadas o lagunas y están ubicados en medio de humedales y petenes o manglares.
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